viernes, 29 de noviembre de 2013

LAS BASES


Elegimos el barro para ensuciarnos
las manos porque el limpio brillo
de los pisos de la derrota nos cansaron.

Optamos por el gris trajinar del trabajo
social porque el negro, negro futuro de
nuestros chicos te hiela el corazón.

Decidimos caminar por la empiria filosa
del movimiento antes que la vanguardia
sapiencial del sillón, por rechazo no a las
ideas, sino a la teorización meramente
contemplativa.

Preferimos el desgaste enfermo de
estimular que otros se levanten por ellos,
qué es decir por nosotros. Por los otros.

Asumimos nuestro lugar en vez del tuyo,
en vísperas que la actitud valiente de enfrentar
el temor a cambiar el orden inspire, humildemente,
el ascenso de tu dignidad destruida...

Patricio López Camelo

lunes, 25 de noviembre de 2013

"Comiéndose al Caníbal"


Como toda sección nueva uno debe explayarse explicando el por qué de la misma. En este caso es más que fácil, tenemos la maldita manía de criticar todo aquello que luego repetimos, y es así que terminamos “comiéndonos al caníbal”.

Lo hacemos cotidianamente, de muchas maneras y casi todos los días (de forma imperceptible a veces). Es sencillo, un buen ejemplo es el siguiente, en la Argentina odiamos el racismo, y sostenemos que este país ha abierto sus puertas a todos los habitantes del mundo que quieran venirse aquí. Pero cuando falta trabajo muchos sostenemos que es por culpa de los bolitas, o si hay narcotráfico es por los perucas, o despotricamos contra la invasión de los paraguas,  y a los brazucas no los queremos porque nos pasaron el trapo como el país más importante de esta región o a los chilotes porque se instalan en amplias zonas de “nuestra” Patagonia. Incluso a nuestros hermanos latinoamericanos más próximos de la banda oriental los llamamos despectivamente yoruguas, en fin.

Pero no queda ahí la cosa, los ricos llaman negros de mierda a los pobres, y la clase media los llama negros villeros (en este caso tenemos que la condición de vivienda es agravada por la negritud, como si eso fuera sinónimo de malo). Los pobres o la llamada “clase baja” (por sus bajos ingresos y no por su condición moral, aclaro) llama a los ricos garcas u oligarcas (mezcla de la vieja palabra cuasi aristotélica que es remarcada por el uso acentuado de GARCA como sinónimo de cagadores o vende patria). Y ambas clases, la baja, y la alta, llaman a la media, fascista por su pronunciada capacidad reaccionaria de una clase que está a mitad de camino hacia ningún lugar y que cuida sus intereses a base de “cacerolas” (también llamados despectivamente por eso caceroludos, ja).

Cuando alguien mata pedimos su muerte, la mano dura de la justicia, es decir que predicamos contra la violencia con más violencia. El ojo por ojo como la Ley del Talión, ¿y eso nos hace mejores? Podría seguir con ejemplos como el término de golpistas que sostiene el actual gobierno contra los que se le oponen, y de vivimos en una dictadura  de aquellos que se "oponen" al mismo.  Así nos comemos diariamente al que acusamos de “caníbal” y no vemos nuestra propia hipocresía, nuestra incoherencia e intolerancia, nuestra miseria de seres en extremo imperfectos…

Es tiempo de cambios amigos!!!!!!!!!!!!

P.d: La opinión y el disenso son necesarios para crecer!!!!!!!!!!!!!!!

Fernand

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Historia de los nombres de los pueblos...


Todo tiene un comienzo, por supuesto también esta sección.  Desde siempre me interesó el "comienzo" de antes del comienzo, es decir, cuál fue la primera idea que disparó mis ganas de escribir esto. Muy pocas veces logro desentrañar el origen de ese comienzo, pero esta es una de esas excepcionales veces.

Hace muchos años leí una maravillosa novela del gran escritor brasileño Jorge Amado: Tocaia Grande. En la narración cuenta los inicios pocos clamorosos de lo que mucho después sería una importante ciudad de Brasil.  Ciudad que fue en sus orígenes apenas un galpón en un cruce de caminos, entre las haciendas y el puerto, en la ruta del cacao.  Un turco que recorría en un carromato las distintas haciendas vio la posibilidad de dejar de ser un mercachifle errante, y se instaló al lado del galpón.  Al principio, en una choza que hacía de vivienda y negocio a la vez. El turco se dedicaba a vender carne seca, harina y aguardiente a los troperos que pasaban. Las segundas que se establecieron en el lugar fueron las putas, que aprovecharon la clientela cautiva que tenían en los troperos.  En pocos años el lugar se fue poblando, para ser un caserío importante que rodeaba los galpones, que florecían en medio de la fiebre del cacao.

No es mi fin comentar la exquisita novela sino contarles que desde ese día, siempre que conozco una nueva ciudad o pueblo no puedo dejar de pensar e imaginarme cómo fueron sus comienzos, sobre todo aquellos que no aparecen en la historia oficial.

Esta curiosidad me ha llevado a hacer muchas preguntas y en el camino encontrar escasas respuestas.

Hoy que han pasado muchos años de haber leído Tocaia Grande, no puedo dejar de asombrarme al ver un cartel al lado de la ruta que indique: Mechita 20 kilómetros, o  Polvadera, Elvira, Indio Muerto, Arbolito, etc. y más de una vez he dejado mi trayecto para llegar a uno de esos lugares y averiguar el por qué de su nombre.



Los nombres de los pueblos se funden en muchos de sus habitantes y hasta podríamos decir que se identifican mutuamente, un ejemplo que estos es Gabriel  García  Márquez, el gran escritor colombiano, creador de ese estilo tan latinoamericano, el realismo mágico. No podía dejar de nacer en un pueblo cuyo nombre es Aracataca, que está compuesto de las cinco mismas vocales. 

Realismo mágico en estado puro… 

Carlos Eduardo Varco

domingo, 3 de noviembre de 2013


"¿Quiénes somos? Nosotros somos aquellos que buscan las palabras como una forma de vida; aquellos que escuchan y hablan; aquellos que se sorprenden; aquellos que se agitan ante una historia de suspenso;

aquellos que pactan con la ficción; aquellos que prestan sus oídos a los viejos; aquellos que regalan sus voces a los jóvenes; aquellos que suspiran ante una película de "amor y otros demonios";

aquellos que admiran una foto, una pintura o un paisaje; aquellos que sufren cuando incontables relatos de vida se pierden en una muerte; aquellos que recolectan las historias en los márgenes; aquellos que se paran a un costado y observan; 

aquellos que no se resignan a un mundo unívoco; aquellos que siembran en el desierto, que arengan a los sordos y duermen al aire libre.

Nosotros somos aquellos, nosotros somos USTEDES..."