martes, 29 de julio de 2014

Hoy les traemos la primer tanda de una serie de dibujos realizados por Cintia Sepulveda, amiga de este blog, quien gentilmente los compartió con nosotros para acercarlos a ustedes. Pasen y vean.

Titulo: No solo de pan vive el hombre


Titulo: Desnudez.
Técnica: Grabado, punta seca.


Titulo: Niñez
Técnica: Grabado, punta seca.




domingo, 27 de julio de 2014


Tenemos el agrado de presentarles la segunda edición de Relatos del Más Acá, lista para viajar y contar historias ahí, donde alguien quiera leerlas y escucharlas. Sean todos bienvenidos a esta segunda ronda de literatura autogestionada.

miércoles, 23 de julio de 2014

Detrás de la Cordillera
33

El ingreso a la fábrica fue dificultoso, la totalidad de la empresa estaba ocupada por los militares. Cada trabajador  fue obligado a pasar de a uno por una puerta, donde era identificado y se lo revisaba de pies a cabeza. Lo que más le molestó a Patricio, fue el hecho de que casi todos sus compañeros, agachaban la cabeza antes las órdenes que daban los carabineros. Pero también, entre muchos de ellos, hubo guiños cómplices, que indicaban que aún no estaban vencidos. Todo este trámite duró cerca de dos horas, cuando al fin, se les permitió pasar a los vestuarios las cosas no estuvieron mucho mejor. Los obreros se tuvieron que cambiar, bajo la mirada vigilante de carabineros, que ostentando sus armas, caminaban con paso marcial de una punta a otra del recinto. Por los parlantes se ordenó a los trabajadores que antes de iniciar las tareas, debían formarse en el playón principal del establecimiento.
Ante  los obreros formados, apareció todo un plantel de nuevos gerentes, entre ellos Jesús Modar, que fue presentado como el nuevo jefe de personal. El último en aparecer fue el gringo  presidente del directorio, con el pelo rubio despeinado por el viento y una sonrisa colgada en su boca, miraba con desprecio a los trabajadores.
-Señores, a partir de hoy se abre una nueva etapa en la historia de esta empresa. Esperamos estar a la altura de los acontecimientos y de lo que la patria nos reclama. Queremos ser dignos, a la noble página que han empezado a escribir las fuerzas armadas  y la parte sana y patriota de esta sociedad. Este país ha estado al borde de la disolución nacional, tarea llevada a cabo por la subversión internacional, pero las reservas morales de la patria dijeron basta. ¡Somos chilenos y moriremos chilenos!. Sabemos que muchos de ustedes estuvieron influenciados por esas ideas foráneas, pero en esta empresa no habrá persecución ideológica, pero tampoco permitiremos a los activistas profesionales que siembran el caos. Señores, nosotros nos comprometemos a luchar por la reconciliación, la paz y el amor entre todos los chilenos. Muchas gracias.- Así  hablo el gerente de recursos humanos. El gringo rubio lo felicitó efusivamente y los demás gerentes lo imitaron. Todos estaban eufóricos. Sobre el paredón del lado este, la sangre de los trabajadores asesinados aún estaba fresca.
Apenas pasado el mediodía, una columna conformada de varios camiones militares, ingresó a la planta. Patricio la vio llegar desde una torre a más de tres metros de altura, donde se encontraba soldando.  Jesús Modar, salió de su oficina con suma rapidez, para atender al oficial que estaba a cargo del operativo. Cuando Modar señaló hacia donde se encontraba Patricio, a este se le aflojaron las piernas.
El militar no perdió tiempo, megáfono en mano ordenó
-¡Quesada, tiene un minuto para bajar!
El resto de los soldados, ante un gesto del oficial, se dispersó cercando la torre y tomando posiciones con las armas listas para disparar. Patricio se sintió acorralado, los cuatro trabajadores que se encontraban con él en la torre, decidieron bajar para acompañarlo.
-Les agradezco  compañeros, pero no es necesario que se expongan por mí. Cuestionó Patricio
-Mira Quesada no digas güevonadas, acá estamos todos en el mismo baile y vamos a bailar pues. El más locuaz de los trabajadores habló por todos, los demás asintieron con la cabeza. Al llegar al píe de la torre, un grupo de soldados los rodeó.
- ¡Quién es Quesada! - Gritó el oficial
-Todos somos Patricio Quesada - Al unísono respondieron los obreros.
El oficial, desconcertado, quedó en silencio. El turco Modar, que observaba desde la puerta de su nueva oficina, quemó en un solo instante, lo poco que quedaba de su historia de sindicalista combativo y se convirtió en un traidor, cuando gritó.
-¡¡¡El segundo de la derecha es Patricio Quesada!!! -
Los milicos se abalanzaron sobre Patricio, sus compañeros lo cubrían  con sus cuerpos, pero los soldados se abrieron camino a culatazos y en un segundo quedó decidida esta lucha desigual. Cuatro obreros tendidos y ensangrentados sobre el pavimento y Patricio  arrastrado de los pelos fue cargado en un camión ese fue el saldo de la contienda. Desde los distintos ventanales de la fábrica, cientos pares de ojos  miraban la escena.
Esos mismos ojos, que venciendo el miedo, fueron los que de inmediato, decretaron un paro por tiempo indeterminado. La reivindicación, una sola. La aparición con vida del compañero Patricio Quesada.
Los trabajadores pagaron caro su solidaridad, ciento ochenta telegramas de despido y doce nuevas detenciones, fue el aporte de la patronal, a la reconciliación nacional de todos los chilenos.



sábado, 19 de julio de 2014

Entre la Autonomía y la Dominación…

Hacia los ochenta y los noventa aparecieron no sólo en la Argentina, sino también en el resto de Latinoamérica los llamados Nuevos Movimientos Sociales. Algo que ya desde los 70 se venían dando en Europa y que aquí los podemos reconocer en los llamados movimientos “Piqueteros” en otras regiones en Movimientos indigenistas, los llamados “sin tierra” en incluso en las “Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”. Este heterogéneo grupo se caracteriza en líneas generales (y ojo con las caprichosas generalizaciones) en que de alguna manera fueron escapando de la lógica de lucha tradicional que tenían por ejemplo los gremios o sindicatos y los partidos. Hacia el 2001 el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos explicaba que esto se debía a la sencilla razón de que las nuevas contradicciones del sistema ya no podían ser salvadas desde los modelos tradicionales del liberalismo (en la llamada Democracia Representativa) o del Marxismo (la lucha obrera de clases). ¿Por qué? Sencillamente porque ¿cómo podría pedir aumento de salario un desocupado? ¿Qué clase de justicia podría esperar una mujer cuyo hijo desaparecido fue justamente desaparecido desde las instituciones estatales del poder? ¿A quién reclamar las tierras que se asumen como propias por una larga tradición, si quienes se las quedaron manejan además el poder político regional?
Los partidos políticos defienden intereses… pero no políticos, sino económicos. Los sindicatos también, o en todo caso bajo el sistema de representatividad permiten mantener en sus cumbres a las mismas personas por 20 o 30 años, y algo parecido en la política desde un plano funcional a las esferas de dominio. Estas contradicciones se dan desde el sistema liberal de ascenso y descenso en las relaciones de la sociedad y en el caso de las “relaciones de producción” al mejor decir marxista, en las desigualdades tras la ya muy conocida plusvalía en el trabajo… Entonces encontramos y en esto Sousa Santos es categórico, que las llamadas “relaciones de RE-PRODUCCIÓN SOCIAL” escaparían a los sistemas tradicionales de enfrentarse al poder del estado. En otras palabras, ¿cómo defenderse cuando se producen además desigualdades entre hombres y mujeres, negros y blancos, cuando hay diferencias religiosas, cuando no hay trabajo o cuando no existe la justicia para el pobre y desamparado?
Así pues, Sousa Santos explica que los Nuevos Movimientos Sociales, desde el piquete, la toma de una fábrica, la caminata alrededor de La Plaza de mayo, el cierre de calles e incluso el saqueo son expresiones de nuevas formas de enfrentarse o de reaccionar ante un sistema que no da ningún tipo de respuestas desde las formas tradicionales de lucha… aparece entonces la necesidad de cambiar las cosas, la forma de juego. Es pues urgente una Democracia Participativa, inclusiva, sin nombres en la “techumbre del poder”, pero claro, esto es o fue lo complicado, porque ante estas nuevas formas de lucha y reclamo, apareció una nueva forma de política para subordinar desde el Estado a las masas. El pensador y escritor uruguayo Raúl Zibechi explicaba ya hacia el 2008 cómo los movimientos sociales terminan en gran medida perdiendo su autonomía en favor de las nuevas formas de dominación cooptativa elaboradas por gobiernos de orden popular que fueron apareciendo en la primera década del siglo XXI en toda Latinoamérica.
Para Zibechi se produce una gran contradicción porque de alguna manera fue la resistencia de dichos movimientos sociales al modelo neoliberal los que hicieron posible por distintos caminos la llegada al gobierno de personas como Lula, los Kirchner, Bachelet, Tabaré Vázquez, Morales, Correa y Lugo. Se producirá entonces una subordinación (según Zibechi) de los movimientos a los gobiernos, o una desmovilización o fragmentación de sus iniciativas producto en gran parte porque serían seducidos a colaborar políticamente a cambio de subsidios y cargos. De esta manera en la relación del Estado y los movimientos, para este autor más que permitir una autonomía se produce una directa dominación.
Esta es la manera en que desde el gobierno, con su discurso de integración y emancipación, en realidad practica políticas estatales de control sobre la población. De alguna manera explica Zibechi, hay un desplazamiento de las políticas neoliberales de la derecha elitista de tinte privatizador y tradicional, a controlar directamente a los movimientos que luchan contra esa elite a través de redes clientelares desde la burocracia estatal. Otra característica, es utilizar directamente a las organizaciones sociales desde su conocimiento directo sobre los territorios de pobreza, es decir en los barrios, al cooptarlos de manera sutil con planes de desarrollo social de integración y ciudadanía.
Estas prácticas logran subsumir entonces a estos movimientos en donde se observa por un lado el desahogo aliviador de la pobreza, pero sin la modificación efectiva de la distribución de la riqueza. De esta manera Zibechi remarca que no se evita la concentración de ingresos en los sectores dominantes, no se transforman los aspectos centrales del modelo anterior, y además por otro lado se neutraliza la capacidad organizativa de los movimientos en cuanto a su reacción contestataria antisistémica. Se puede agregar a esto que también se obtura su crecimiento.
Estas políticas son “una clara ofensiva contra la autonomía”, dice el autor, puesto que los gobiernos adoptan por un lado el lenguaje de los movimientos, a quienes dice representar en sus intereses y sobre los cuales sostienen que fomentan una autonomía crítica pero finalmente refuerza la reproducción del modelo y el control social.
Para pensar, no?

Fernando Claudio Torres



jueves, 17 de julio de 2014

Detrás de la Cordillera
32

Esa noche después de la cena encendió la radio y sintonizó radio Moscú, muy poco fue lo que pudo escuchar, las voces se volvían inaudibles. Quedó solo y en silencio en la cocina,  recién de madrugada se fue acostar.
A pesar de esto se levantó muy temprano, antes que Elena, cosa que no era habitual y los primeros rayos de sol lo encontraron trabajando en el pozo. Todo esto llamó la atención de Elena, pero la mujer, quien sospechaba de los silencios de su marido  no  hizo preguntas.
Antes de las diez de la mañana el pozo estaba terminado, es más, la tierra sobrante estaba desparramada por todo el terreno y había trasplantado algunas de las plantas de las macetas a un rincón del pequeño jardín. Patricio estaba fatigado pero contento.
Estaba sentado en el comedor descansando, cuando llegó su madre. Apenas miró su cara entendió que algo grave había sucedido.
-Hernán fue detenido esta madrugada . Dijo secamente Flora
-¿Y Laura adonde está, también a ella se la llevaron?- Preguntó Patricio
- No, a tu hermana la dejaron, está bastante golpeada, pero esta bien
-¿Cómo fue? ¡Cuenta de una vez, por favor!. Pidió Patricio
- ¡¿Cómo va hacer?! ¡Cómo hacen estos fascistas, cómo antes lo hicieron los nazis!! Igual, llegaron con la oscuridad, rodearon el barrio, golpearon a las mujeres y cargaron a los hombres en los camiones.  A medida que hablaba, a Flora se le llenaba hasta el alma de ira.
-¿Adónde lo tienen detenido?
-No sabemos, no dan información, niegan que esté detenido, los muy cobardes. Los abogados del partido se están moviendo, presentaron distintos recursos. Por la tarde tenemos una entrevista con el obispo. Explicó Flora
-Yo voy con ustedes - Propuso Patricio
-No es necesario, yo voy a acompañar a tu hermana. Además, la entrevista es colectiva y nos pidieron que vayan dos familiares por detenido, no quieren que se forme un tumulto en la puerta del obispado. Con seguridad respondió Flora. Patricio no insistió sabía de sobra, que cuando a su madre se le ponía algo en la cabeza, era imposible hacerla cambiar de opinión.
Elena, que venia de la calle de hacer las compras diarias, también conocía la noticia. Se pudo enterar que los detenidos de la noche anterior eran más de cien.
- No hay barrio que no haya sufrido la detención de algunos de sus vecinos, no se han salvado ni los seminaristas que trabajan en el centro de salud. Comentó Elena, muy preocupada.
-Estos mal nacidos, no piensan terminar nunca con la represión. Insultó Flora, que en su condición de maestra, era la máxima expresión de insulto que se permitía.
-Bueno, es tiempo que vuelva para casa. Agregó Flora, al momento que levantaba una pequeña cartera, que había dejado apoyada en un mueble del comedor.
- Esperá un minuto, juntamos algunas cosas y nos vamos con vos, quiero estar cerca de Laura, debemos apoyarla entre todos. Le indicó Patricio a su madre, quien no dijo nada y sólo asintió con la cabeza.
En la casa de Flora, estaba toda la familia. Cada uno de los integrantes buscaba información, sobre el lugar de detención de Hernán, pero los resultados eran escasos. Laura y Flora, al volver de la reunión en el obispado estaban más optimistas. El obispo les había informado que se estaba presionando al más alto nivel de la junta militar, y que esta, más tardar mañana tendría que dar una respuesta. Eso traía bastante tranquilidad, si los milicos reconocían la detención, se achicaban las posibilidades que los detenidos fueran ejecutados clandestinamente.
Antes del anochecer Patricio y Elena regresaron a su casa. Al abrir la puerta se encontraron con otra sorpresa. Era el telegrama de la empresa. El texto era claro, Patricio debía presentarse en su lugar de trabajo en el primer turno es decir a las seis de la mañana.
Patricio tenía una doble sensación, por un lado estaba contento de volver a la fábrica, pero por otro sabía que nada sería igual, sus compañeros entrañables ya no estaban y también sospechaba que los gringos tomarían revancha. Lentamente fue acomodando el bolso, el mameluco, los botines de seguridad y así una a una fue ordenando sus pertenencias.
Elena en cambio estaba muy triste, pero no decía nada, cuando se acostaron no resistió más, se abrazo fuerte a su marido y llorando le pidió.
-Por favor no te presentes, tengo un mal presentimiento
Patricio llenó de caricias a su esposa, tratando de calmarla, su boca besaba tenuemente los ojos de Elena, que no dejaban de llorar. En su mente buscaba las mejores palabras para decirle, pero su lengua se negaba a reproducirlas, quizás porque, en el fondo, también él tenía malos augurios.
-Tengo que presentarme, es mi deber. Fue lo único que dijo.
No volvieron a hablar, tirados en la cama, abrazados  se quedaron dormidos.

domingo, 13 de julio de 2014

Incomodando gente


Ahora, con el resultado ya en los diarios, con la tristeza en el corazón es fácil echarle leña al fuego… pero no, lo que importa ahora son las líneas de pensamiento, de pensamiento divergente.
Quiero y mucho a mi gente, no por haber nacido en la misma tierra o porque tengamos el mismo idioma o la misma historia, costumbres y tradiciones. Los quiero porque así debe ser, porque todos somos de la misma especie, porque compartimos este puto mundo, porque respiramos el mismo aire… y sin embargo nos matamos, nos robamos, nos odiamos, nos enfrentamos.
Cuando un partido se juega en una cancha otro se juega en un campo de guerra, en una ciudad, en un lejano país pobre. Mueren niños y viejos, al son de las bombas, al terrible tintinear de campanas lúgubres… pero el mundo sigue rodando. ¿Debemos sentirnos mal por eso? No sé, no es culpa de quienes ven un partido o de quienes lo juegan, pero lo triste hoy lo verdaderamente triste hoy es que muchas personas sufren por su equipo derrotado o se alegran por su equipo ganador y no le dedicamos  ni una palabra o sentimiento por aquellos hermanos que se extinguen literalmente al ritmo de las explosiones…
La alegría debe ser siempre, se gane o se pierda, la tristeza no. Se debe estar triste o verdaderamente triste por los jóvenes que nunca serán…
No te pido a ti amigo mío que lees estas palabras surgidas sin reflexión y automáticamente que estés de acuerdo, solo te pido que por unos instantes pienses que la vida, que estar vivo es maravilloso y que sería bueno que todos sintiéramos ese sentimiento.

Ahora sí, cantemos y vitoreemos a nuestro equipo, si derrotado o ganador eso no es lo esencial, lo esencial es el juego honesto dentro y fuera de la cancha, por un mundo mejor y sin violencia siempre…   

Fernando Claudio Torres

jueves, 10 de julio de 2014

Detrás de la Cordillera
31

El plan ideado era por demás sencillo y tenía una audacia casi suicida. Se trataba de vincularse con cuadros del partido comunista y ofrecerles el armamento. El enlace elegido era su cuñado Hernán, lo sabía discreto y con contactos que llegaban hasta la dirección nacional.
Se levantó de la cama para desayunar junto a su mujer y después partió para localizar a su cuñado, tuvo suerte, puesto que Hernán aún no había salido de su casa. Charlaron a solas por más de un cuarto de hora, Hernán se comprometió a tratar el asunto con rapidez, en lo posible, para mañana mismo tendría una respuesta.
Patricio almorzó con su madre y, por la tarde, recorrió la casa de algunos compañeros de la fábrica. En la casa de uno de ellos se enteró que era posible de que en los próximos días se reabriera la empresa.
Al atardecer, cuando regresó a su casa, se encontró con una agradable sorpresa, Hernán lo estaba esperando. La noticia que traía era por demás auspiciosa. Mañana Patricio recibiría una importante visita, el paquete estaba prácticamente colocado.
La noche paso sin sobresaltos.
Alrededor del mediodía golpearon en la puerta de la casa, Patricio se apresuró a atender y luego de la consigna requerida, abrió la puerta. Una vez que la persona ingresó, a Patricio le aumentaron los recelos que tenía acerca de la gente del PC, el visitante tenía la figura inconfundible de un milico.
La entrevista fue por demás breve, Patricio mostró el armamento y se tuvo que detener a explicar el funcionamiento de las armas de origen extranjero, aún así su interlocutor se mostraba familiarizado con el tema. Acordaron que mañana, en las últimas horas de la tarde, una camioneta pasaría a buscar el armamento, antes de retirarse, el miembro del PC le pidió a Patricio que tratara de conseguir algunos muebles viejos, como para poder camuflar el cajón. Se despidieron con un apretón de manos.
La evaluación que Patricio hacía de su entrevista era positiva, más allá de su primera impresión sobre la figura del tipo, le parecía una persona seria y confiable, que además poseía conocimientos del tema, todo esto lo dejaba tranquilo. Las armas iban a estar en buenas manos.
El resto del día lo aprovechó  para terminar un  pozo ciego que hacía largo tiempo tenía a medio hacer y que Elena siempre le recriminaba por su finalización. Varios vecinos al ver a Patricio cavar, ofrecieron su ayuda, así trabajando entre todos, dejaron  el pozo listo para antes de caer la noche. Uno de los vecinos se ofreció para continuar mañana y desparramar toda la tierra que estaba amontonada en los alrededores del pozo.
-No te molestes, mañana por la tarde va venir un amigo con una camioneta y se la lleva, la necesita para rellenar un terreno. Explicó Patricio
-Mejor así entonces. Contestó el vecino
-Ahora vamos a tomar una cerveza, que para conversar, lo mejor es mantener la garganta húmeda. Invitó Patricio y todos aceptaron.
Las botellas de cerveza fueron pasando una a una, mientras se charlaba. Así fue que Patricio se enteró que el despliegue militar de noches anteriores se debió al allanamiento de los pequeños mercados del barrio.
-¿Y que buscaban ahí los güevones?  Preguntó Patricio
-Las garrafas vacías, compadre, se las llevaron todas, ni un solo envase dejaron. Contestó alguien
Patricio quedó desconcertado, no entendía el porqué de semejante despliegue para llevarse envases de gas. Sus dudas fueron despejadas con la explicación de un vecino
-Los envases se están usando para trasladar armas, se desfondan con una sierra eléctrica, se rellenan con las armas y se vuelve a soldar el fondo. Cuando los militares te paran en la calle y te revisan, no encuentran nada.
Al escuchar, Patricio largó una carcajada, la inventiva del pueblo era una cantera inagotable, ahí residía su fortaleza, que más temprano que tarde, los llevaría a la victoria. La charla continuó hasta un rato antes del toque de queda, cuando cada vecino marchó para su casa.
Toda la mañana Patricio se dedicó al pozo ciego, uno a uno colocó los ladrillos, para encastrar la bóveda, para media tarde, estaba listo, ahora tenía que esperar que seque el cemento, desparramar encima un poco de tierra y estaría todo terminado. Se sentía satisfecho, le agradaba trabajar en su casa y hacerlo todo con sus propias manos.

El día avanzaba y la camioneta no aparecía. Su ánimo comenzaba a inquietarse. Caminaba por toda la casa y a cada instante miraba el reloj y hacia la calle. La tarde lentamente desapareció, llegó la noche, pero nadie vino por las armas.

domingo, 6 de julio de 2014

Vera: Campeón de la Libertadores



Cada vez que llega un mundial los muchachos del barrio se alborotan. No sólo por la pasión futbolera que la tienen sino porque el mundial es un acontecimiento para sumar unos fideos más a la olla: vender banderas, camisetas, posters o lo que cuadre se vuelve una oportunidad única. Estoy seguro que esto no pasa solamente en mi barrio y que es un fenómeno que lo trasciende. No podría ser de otra manera en un país que en los últimos 40 años quintuplicó la cantidad de pobres. En el año 1974 la pobreza era de un 5% , hoy se llegó al 25 %. Hay muchos responsables de ello, dictaduras, gobiernos democráticos, radicales, peronistas, aliancistas, peronistas…peronistas…En estos años hemos pasado por devaluaciones, congelamiento de salarios, inflación, hiperinflación, desocupación, miseria, saqueos… En este contexto, es entendible que nos hayamos acostumbrado a vivir de cualquier forma: llegada del Papa, mundiales, copa América, mega recitales, día de la virgen, del amigo ó del arquero! Son la oportunidad para hacernos una moneda.
Lo que les quiero contar es una historia que pasó cuándo este país empezaba a irse al carajo. Corría el año 76 y Martínez de hoz, ministro de la dictadura, presentó su plan económico: un feroz aumento de precios y el congelamiento de los salarios. Por entonces, cualquier medida de protesta era como mínimo causal de despido cuando no de desaparición. Para el año 77 la fisonomía de mi barrio ya había cambiado: la desocupación era un flagelo y el miedo estaba presente en todos.
El flaco Vera era obrero metalúrgico, tenía alrededor de 30 años, una casa a medio construir y tres chicos para criar. Un día al llegar a la fábrica su tarjeta no estaba en el fichero junto a las de otros ochenta compañeros más. Al volver a su casa encontró el telegrama y una “invitación” a cobrar una flaca indemnización.  
Una tarde mientras tomaban mate con su señora, la Pepa Suárez, ella le dijo:
- Flaco que te parece si con plata de la indemnización adelantamos con la casa.  Vera no contestó y en silencio le devolvió el mate.
La Pepa continuó con sus planes. – La plata nos alcanza para terminar el baño por completo y también podemos hacer otra pieza para los varones. El flaco la miraba sin decir palabra.
No sé si te diste cuenta pero los chicos están grandes y no es bueno que duerman todos juntos.  La nena necesita  un lugar propio.
Vera asentía con la cabeza, en silencio, con la mirada hacia ningún lugar preciso. La Pepa lo abrazó y lo besó suavemente en los labios. El flaco le devolvió el beso, la tomó por la cintura y después habló.
-Tenemos que hacer algo con esa plata.
   - Por eso te decía, lo mejor es invertirla en terminar la casa.  Insistió la mujer.
- No Pepa, si gastamos en la casa después ¿qué hacemos?
-  Algo vas a conseguir… yo puedo agarrar algunas horas más para limpiar.
- Pero Pepa no te das cuenta lo difícil que es conseguir laburo, mirá en el barrio, cuántos están sin trabajo, si gastamos la indemnización después nos van comer los piojos.
-   Bueno, no te enojes, yo sólo daba una opinión.
No me enojo, lo que debemos hacer es invertir esa plata.
- Pero en qué en flaco… ¿en qué?
- No sé, no se me ocurre nada y ese es el problema.
El flaco Vera era fanático de Boca, al igual que millones de argentinos, quizás fue por eso que la noche en que Boca empató con el deportivo Cali y con ese resultado llegaba a la final de copa libertadores de América se dispuso a jugarse a todo a nada.
 Al otro día salió muy temprano de su casa, para recién regresar entrada la tarde, casi de noche, con diez mil banderas y vinchas flamantes que decían Boca campeón de América.
Cuando llenó el pequeño comedor de su casa con cajas, su mujer no entendía nada de lo que pasaba.
  - Flaco te volviste loco. Preguntó la Pepa
 - Vos tranquila que con esto pasamos al frente. Respondió Vera sonriente.
El primer partido de la final se jugó en la bombonera y  Boca ganó 1 a 0. El flaco fue a la cancha y volvió eufórico:
    - A la Argentina, a la Argentina, vamos a traer la copa que perdieron las gallinas. -cantaba el flaco y la mitad más uno país con él.
    -  Pepa, tendrías que haber visto eso!! la Boca era un carnaval y cuando el toti Veglio se las mando a guardar… la cancha se venía abajo!!!, Pepa, se venia abajo….
La revancha se jugó unos días después en Belo Horizonte y allá las cosas se comenzaron a complicar. Cruzeiro se impuso 1 a 0.  Ahora todo se decidía en un partido desempate a las 48 horas en cancha neutral. Uruguay fue la sede y el mítico estadio Centenario el escenario.  Las cosas no pintaban bien para los boquenses en general y para Vera en particular. Boca tenía un equipo de veteranos y el poco descanso entre un partido y otro pesaba en las piernas de los jugadores argentinos.
 Vera no durmió la noche anterior y pasó todo el tiempo a mate y cigarrillos, mientras miraba las cajas apiladas en el comedor. Además como dice el refrán no faltan encontronazos cuando un pobre se divierte. Su suegra se había instalado por unos días en su casa y lo primero que dijo al ver las cajas fue que eso era una locura.  Pero eso no era nada, de a poco fue taladrando con opiniones la cabeza de su hija que a la hora del partido lo miraba al flaco llena de reproches.
Si en el Centenario el clima era de nerviosismo en la casa de los Vera era infernal.
La suegra opinaba libremente y ante cada ataque del Cruzeiro anunciaba un próximo gol.  Vera resistía en silencio. Todo el partido fue un suplicio.  Boca atacaba y perdía goles hechos y sufría los tiros libres de Nelinho que le pegaba a la pelota como los dioses.  Al final todo terminó empatado en cero y hubo que definir con tiros desde el punto penal.
El flaco de rodillas frente al televisor rezaba esperando los penales. Su suegra no paraba de hablar despotricando contra la mala cabeza de Vera y por supuesto, hasta la Pepa coincidía con su madre.
El primer penal lo pateó Mouzo para  Boca y la pelota pegó en el poste y salió.
- Le dije que todo esto era locura.  Gritó la suegra llena de resentimiento añejo, señalando al flaco.
Vera estalló, se paró pegando un salto y le ordenó a su mujer :
  – Llevate a tu madre porque la mato, te juro que la mato!!. La Pepa jamás había visto a su marido tan fuera si, así que le hizo caso y se llevó a su madre hasta la pieza.
Cuando Vera miró de nuevo el televisor entendió que el árbitro dispuso que el penal se vuelva a ejecutar porque el arquero se había adelantado. Mouzo no volvió a errar, como tampoco ningún jugador de  Boca.  El quinto y último penal del Cruzeiro lo pateó un jugador de color como decían los relatores de la época, Vanderley, y el gran Hugo Orlando Gatti se tiró hacia su izquierda y contuvo el penal.  El flaco se abrazo al televisor y se puso a llorar. 

 Vera terminó el baño, construyó una nueva pieza para sus hijos y hasta se compró un pequeño automóvil. El flaco Vera ese día también fue campeón. 

Carlos Varco

miércoles, 2 de julio de 2014

Detrás de la Cordillera
30

La noche estaba fría, pero Patricio no paraba de transpirar, el sudor se le mezclaba con las lágrimas que le recorrían la cara pero su mente actuaba con rapidez y audacia. En pocos instantes desclavó las maderas del  pasillo y ante sí apareció el pequeño arsenal.
A la puerta principal de la casa la bloqueó juntando algunos muebles y él se parapeto detrás de una pequeña pared. Tenía armas para un pequeño ejercito, pero sólo dos manos para dispararlas, aún así calculaba que con suerte podría hacerle más de veinte bajas al enemigo.
Estaba preparado para resistir, sabia que salir con vida era imposible, su única y mayor preocupación era su familia, cuando pensaba en eso se quebraba en llanto.
 Dos ametralladoras, un manojo de granadas y una pistola automática, que se puso en la cintura, fueron las armas elegidas.
 En la calle, el ruido del despliegue militar, llegaba hasta la casa con total claridad, las voces de mando taladraban los oídos de Patricio, que empuñando las armas esperaba el asalto a la casa.
En un momento se hizo silencio, lo único que se escuchaba era el corazón de Patricio, con sus latidos desaforados. Era la calma previa a la tormenta, cada segundo era una eternidad, la espera lo desequilibraba, no aguantaba más y tomó una decisión. Saldría a la calle a tiro limpio.
Uno a uno fue retirando los muebles con que había bloqueado la puerta, estaba en eso cuando escucho gritar órdenes  en la calle. Espió por la rendija de la ventana, los camiones se habían puesto en marcha y los soldados trepaban a ellos, se estaban marchando.
Una vez que los militares se retiraron, se desmoronó, se dejó caer hasta el suelo y así permaneció por un largo tiempo. No sentía los brazos ni las piernas, nada de su cuerpo le respondía, únicamente su corazón que trataba de encontrar su ritmo habitual. De a poco, lentamente se fue recuperando, su torso estaba impregnado de un sudor espeso y agrio, la vista le ardía y los párpados le pesaban una enormidad. Un sopor profundo comenzaba a embargarlo, con muchas dificultades se reincorporó y arrastrando los pies llegó hasta el baño para abrir la ducha.
El agua fría era una caricia que caía sobre su cabeza y se deslizaba por toda su ropa. Desde siempre, el agua helada le resultaba la mejor medicina, desde que era pequeño y su padre le pegaba una soberana paliza, en el agua encontraba una protección reparadora.
Despacio, bajo la ducha, fue recuperando sus fuerzas. Lentamente se fue desvistiendo, cuando se saco el pantalón descubrió  que sus piernas estaban enchastradas de una materia amarilla y pestilente.
 Salió del baño  pasada la medianoche, por suerte Elena tenía el sueño muy profundo y no se había despertado. Llevó a Lautaro hasta su cuna, luego se desplomó en la cama matrimonial y al instante se quedó profundamente dormido.
A la mañana le pareció despertar de un mal sueño, pero no se llamaba a engaños, la noche anterior había estado al borde del precipicio. No se levantó de la cama enseguida, se quedó un buen rato tendido tratando de poner las ideas en claro. Cómo sacar las armas era el problema, la idea que manejaba hasta ayer, de sacarlas a través del lago, ahora, se le hacía imposible. Para hacerlo, debía ponerse en contacto con los combatientes y esto le demandaría, si lo lograba, demasiado tiempo. Todo lo debía hacer con suma rapidez y ésta no es la mejor aliada de la seguridad, pero no había otra opción, debía tomar riesgos.