martes, 30 de diciembre de 2014

NEGROS DE MIERDA.mpg



Hoy les acercamos este excelente trabajo realizado por los estudiantes de la E.E.M N°1 de José C Paz acompañados por la gente del CEIHS (Centro de Estudios e Investigaciones Históricas y Sociales), basado en una tristemente "celebre" frase utilizada en forma despectiva y segregatoria. Pasen y vean.








sábado, 27 de diciembre de 2014

Detrás de la Cordillera
54

Entre los imprescindibles estaba un ingeniero franco-uruguayo al que todos llamaban Willy, ya que su nombre era un jeroglífico imposible de pronunciar. Willy era una persona muy particular, de escasas palabras y extremadamente reservado. Por lo  general cuando opinaba se destacaba por su agudeza para poder separar lo importante de lo secundario.
Tenía una situación procesal complicada, existía un pedido de extradición del gobierno uruguayo y una pesada acusación de la fiscalía militar. Por suerte para el ingeniero, su madre era francesa y la embajada de ese país estaba intercediendo para conseguir su libertad. El delito que se le imputaba era pertenecer a una organización terrorista internacional, que por supuesto tenía su base central en Cuba. Nada de esto era cierto, Willy era uno más de los tantos profesionales que se acercaron a colaborar con el proceso chileno. Desde el mismo momento de su llegada había trabajado en las minas del norte del país en un ambicioso plan de vivienda. Las indignas casas de madera donde por años se habían hacinados los mineros se tiraban abajo, ahora vivían en  confortables casas que, además, se construyeron con el trabajo comunitario. Cuando Willy hablaba de esta experiencia se trasformaba, dejaba de ser ese tipo cauto, medido, equilibrado y se convertía en un narrador apasionado, su voz se volvía dulce y hasta se le erizaban los pelos de su cabellera colorada.
Políticamente, Willy se caracterizaba a sí mismo como un anarco-socialista y esto, aunque parezca disparatado, era acertado. Contaba con una sólida formación teórica, basada en las ideas de los fundadores del anarquismo y una, no menor, de los clásicos del socialismo; pero lo más importante era cómo Willy se manejaba en situaciones difíciles y cómo con sus actitudes arrastraba a los demás a superarlas.  Ignacio Toro muchas veces decía, mitad en broma mitad en serio, que para situaciones difíciles lo mejor es siempre tener un anarquista a mano. Todos reían al escuchar esto pero también todos reconocían que con Willy esto era una inmensa verdad.
Con el transcurso de los días las cosas volvieron a los carriles normales. Las distintas comisiones sacaron conclusiones de lo vivido y tomaron algunas medidas, al menos para amenguar los desbordes emocionales. Estos hechos no volvieron a repetirse, ni aun cuando las visitas se volvieron mensuales.
Los días en la  cárcel eran una larga cadena de luchas ínfimas y diarias. Si bien a medida que pasaba el tiempo, la posibilidad de que los mataran se alejaba, la supervivencia pasaba por otros carriles. Se trataba de sobrevivir con dignidad, no pactando con el enemigo que trataba por todos los medios de comprarlos con pequeñas prebendas para quebrar la unidad del grupo. No obstante, la violencia física siempre estaba presente y se multiplicaba con la llegada de los comandos. Una mañana apenas el sol se había asomado, cuando varios jeep, repletos de comandos bajaron desde el camino de la comandancia. Los presos estaban  en el patio esperando para salir a hacer las distintas tareas, cuando irrumpieron con sus gritos, sus golpes y sus caras llenas de odio y tizne. Llamaba la atención como los comandos ignoraban por completo a los oficiales que estaban a cargo del penal. Apenas le dirigían la palabra, en cambio para los soldados y suboficiales el trato era casi el mismo que le brindaban a los detenidos, lo único que faltaba eran las golpizas.
Los detenidos fueron obligados a formar a las puertas de cada pabellón con todas sus pertenencias. Los cofres fueron vaciados y todo el contenido depositado dentro de una manta. Con todos sus cacharros a la rastra, de uno en vez, cada preso pasó por una minuciosa requisa, la falta de algún elemento del equipo provisto era castigada con  golpes e insultos.
No encontraron nada que les procurara motivos para descargar su furia, pero aun así dieron rienda suelta a su ferocidad. El resto de la mañana se entretuvieron con un perverso juego. Este consistía en hacer acostar los presos de panza al suelo y que los soldados corrieran carreras pisando las espaldas de los detenidos. Los comandos disfrutaban con la situación alentando y apostando por cada soldado, hasta que en un momento de suma algarabía ellos mismos participaron de las carreras.
Cuando todo se volvió rutinario y las caídas ya no producían sonoras carcajadas, a uno de los jefes, haciendo gala de un sadismo infinito, se le ocurrió algo para hacer un poco más atractivo la situación. Los soldados empuñaron sus fusiles con sus bayonetas caladas para emprender la loca carrera, ahora cada caída podía producir una herida.

Un poco antes del mediodía terminó el calvario. Los comandos ya saciados de dar gritos y golpes, dejaron la isla. Esto trajo alivio para todos, lo terrible fue que con ellos se llevaron a cinco presos. Siempre hacían lo mismo, era como dejar una estaca de incertidumbre clavada en cada uno de los detenidos, que no podían dejar de pensar en sus compañeros. Esta vez hubo suerte, la estadía de los cinco en el continente fue breve y esa misma noche fueron devueltos al penal, golpeados pero con vida. 

viernes, 26 de diciembre de 2014

Heavy
Camino hacia Gouin una mañana de noviembre muy temprano por la ruta con mí gran amigo Carlos pasamos un cartel que nos intrigó. Desde ya que en un principio nuestra presencia a esas horas rumbo a un pueblo del cercano/lejano interior de la provincia de Buenos Aires siempre es difícil de explicar y no me detendré en ese detalle, pero volviendo al cartel en sí decía Heavy 4, lo que significaba lisa y llanamente que existía una localidad con ese nombre a apenas 4 kilómetros de distancia. Nuestro camino no nos permitía detenernos pero de inmediato nos intrigó aquel nombre con reminiscencias roqueras ligadas a Iron Maiden o Metallica. Obviamente en el auto nos quedamos con Carlos haciendo chistes de quiénes vivirían allí o de los “duro” que sería detenerse en aquellos pagos. Sin embargo no se apagó allí mi curiosidad y luego de vuelta y ya de noche no nos dio para entrar al lugar. Así pues me dediqué a investigar muy someramente de qué se trataba aquel sugerente nombre.


Parece ser que allí a unos 100 kilómetros de nuestra capital se encuentra un paraje rural en donde alguna vez funcionó una estación de trenes, más específicamente de un tramway rural de los hermanos Lacroze, es decir, de un ramal del Ferrocarril General Urquiza. El origen de tal enigmático nombre para la estación se debe a que un inmigrante y hacendado de origen irlandés Patrick Heavy vivía con su familia en ese lugar. Dicho hacendado donó algo de aquella tierra (4,5 hectáreas) para la creación de una estación, algo muy normal por aquellos tiempos (1892) para aprovechar la llegada de dicho sistema de transporte que abarató muchísimo el traslado de cosechas y demás.


Finalmente ya en épocas de don Carlitos Saúl I hacia 1998 se cerró el ramal y los descendientes de la familia Heavy se pusieron “duros”, cuack!!!! Y reclamaron la propiedad con la suerte de que se les devolvió la misma. Actualmente perecer ser que en aquella localidad de no más de treinta personas Leandro Heavy, tataranieto de Patrick se mudó allí y recicló la estación convirtiéndola en su propia casa, que tull!!!!!!!!!


Así pues ya saben, si van por la ruta 7 pasando San Andrés de Giles se encontrarán con aquel paraje que nos produce la idea de que el querido Ozzy Osbourne se ha radicado en la práctica de un gran Black Sabbath, pero no es así!!!!!!!!!!!!!!! 



Salute amigos!!!!!!!!!!! 

Fernand


martes, 23 de diciembre de 2014

El Cuzco

En la gran planicie del sol se levanta la más bella ciudad
Es el centro de una nación que fundara el inca Manco Cápac.
Corren los vientos de libertad, sueños dormidos de ayer
Rompen cadenas del español, se despierta ahora el Cuzco

Sobre el valle del Huatanay, en los cerros de nuestro dios
Buscarán las huacas sagradas profanadas por el conquistador
Siente el alma de Amaru, Inca de Vilcabamba
Pueblo rebelde corre la voz. Se levanta ahora el Cuzco

Reinarán otra vez en mi tierra aquel pueblo del Tahuantinsuyu
Gloria eterna de los que perdieron y que vuelven con cantos guerreros

“Con sus armas y enfermedades, avanzaba el cruel español
Esparciendo la Muerte Negra a su paso por mí reino
Corta los cuellos, malvado, violas mujer sin piedad
Todos mis templos saqueados.  A Atahualpa acabas de matar”

Cuando caiga el atardecer, cantaremos felices otra vez
Celebrando la liberación y el retorno a nuestros ancestros
Salve el dios Wiracocha, Inti y Mama Quilla
Uku y la Pachamama en el Cuzco volverán a brillar

Reinarán otra vez en mi tierra aquel pueblo del Tahuantinsuyu
Gloria eterna de los que perdieron y que vuelven con cantos guerreros
Nunca más obtendrán esos seres, de la fuerza de esclavos ganancias
Pues la furia de quienes amansan, como látigo será su degüello 

Fernando Claudio Torres                         

sábado, 20 de diciembre de 2014

MILONGA LUNFARDA





MILONGA LUNFARDA

En este hermoso país que es mi tierra, la Argentina,
la mujer es una mina y el fueye es un bandoneón.
El vigilante, un botón, la policía, la cana,
el que roba es el que afana, el chorro un vulgar ladrón,
al zonzo llaman chabón y al vivo le baten rana.


La guita o el vento es el dinero que circula;
el cuento es meter la mula, y al vesre por al revés.
Si pelechaste, tenés, y en la rama si estás seco.
Si andás bien, andás derecho; tirao, el que nada tiene,
chapar es, si te conviene, agarrar lo que está hecho.


El cotorro es el lugar donde se hace el amor.
El pashá es un gran señor que sus mangos acumula.
La vecina es la fulana, el tordo es algún doctor,
el estaño un mostrador donde un curda se emborracha,
y si es que hacés pata ancha te la das de sobrador.


El que trabaja, labura; quien no hace nada es un fiaca,
la pinta es la que destaca los rasgos de tu apostura.
Mala racha es mishiadura, que hace la vida fulera.
La cama es una catrera y apoliyar es dormirse.
Rajar o piantarse es irse, y esto lo manya cualquiera.


Y que te van a contar, ya está todo relojeado.
Aquello visto, es junado, lo sabe toda la tierra.
Si hasta la Real Academia, que de parla sabe mucho,
le va a pedir a Pichuco y a Grela, con su guitarra,
que a esta milonga lunfarda me la musiquen de grupo

viernes, 19 de diciembre de 2014

Detrás de la Cordillera
53

Al final del mes de noviembre, una noticia conmovió y emocionó a todos los detenidos. La fiscalía militar, atendiendo un pedido de la iglesia católica, autorizaba que los presos pudieran recibir la visita de dos familiares directos. Los preparativos para recibir a los familiares fueron intensos y la ansiedad embargó a todos los detenidos con el transcurrir de los días.
Para las visitas se acondicionó el patio. Se trajeron las largas mesas del comedor y los bancos de madera. Todo quedo limpio y ordenado, era muy importante el momento que iban a vivir.
Los familiares tuvieron que acreditarse en el continente, donde en primer lugar, firmaron una cantidad infinita de papeles, luego pasaron por una humillante requisa. Una vez que llegaron a la isla, todo esto se repitió. Las cartas y las ropas de abrigo les fueron confiscadas, bajo promesa de que una vez que pasaran por los controles les serían entregadas a cada recluso.
Una vez que terminaron con todo esto, las visitas en grupos de veinte o treinta eran acompañadas hasta el patio por un soldado. Al mismo tiempo por los parlantes llamaban a los detenidos para que salgan del pabellón para ir al encuentro de su familia.
Emocionante era ver como el patio se poblaba de besos, risas y llantos. Las mesas se llenaron de rostros plenos de esperanza. En cambio en los pabellones crecía la angustia de aquellos que aún no habían recibido visita. Esperaban ilusionados ser nombrados por los parlantes y cuando esto sucedía muchos corrían hasta el patio. Por suerte muy pocos detenidos no recibieron visitas, algunos porque sus familias tenían que cruzar medio país para poder llegar, otros fueron impedidos por la burocracia militar. Así les sucedió a varios detenidos, que al no estar casados  no se les permitió a sus compañeras el derecho a la visita.
El patio era una inmensa fiesta popular, a nadie le importaba estar rodeado de cercas electrificas, ni de torres con sus ametralladoras listas para disparar, eso era parte de otro paisaje. Hoy lo único valedero e importante era ese momento único y maravilloso que estaban viviendo. Todo lo demás poco contaba, ni el pasado doloroso ni el futuro incierto tenía la menor importancia, la vida les regalaba un instante de sosiego y todos lo disfrutaban.
Patricio recibió a su madre y a su esposa en medió de un llanto profundo de los tres. Una vez que las emociones se fueron a sosegando las palabras comenzaron a salir de las bocas como disparadas en ráfagas continuas. No había un instante para permanecer en silencio, los tres se preguntaban y contestaban al unísono, cada palabra estaba mezclada con risas, besos y caricias. Elena contó que le había escrito una docena de cartas, y que ahora estaban en poder de los milicos y  en una de ellas estaba una foto del pequeño Lautaro.
En un momento de la charla Patricio levantó la vista y vio como el corcho Barrios se despedía de una persona con un inexpresivo apretón de manos. Luego su amigo se alejó llevando un enorme paquete hacia los pabellones.
Corcho, corcho, corcho!- Gritó insistiendo en el llamado, pero su voz se perdía entre el murmullo de los demás. Sin perdida de tiempo salió al trote, para alcanzar a su amigo antes de que cruzara el retén de guardia que separaba el patio de los pabellones.
Barrios tenía la cara desencajada y no podía disimular que un llanto contenido le llenaba los ojos. Cuando enfrentó a Patricio se quebró, las lágrimas le comenzaron  a caer en borbotones y sacando de entre sus ropas le entregó una coqueta tarjeta personal, Patricio quedó perplejo.
-Te das cuenta Patricio, mi familia en vez de venir a verme me manda un abogado y kilos de comida- Dijo Barrios señalando la enorme caja que había dejado a su lado. Patricio consoló a su amigo y además lo convenció para regresar al patio.
Atardecía cuando por los parlantes informaron que había terminado la hora de las visitas. Los familiares se dirigieron en silencio hasta los muelles, donde esperaban las lanchas y los detenidos marcharon hacia sus respectivos pabellones. En sólo cinco minutos todo se impregnó de tristeza. Esa noche no hubo charlas alrededor de las camas, mucho menos chistes o anécdotas picarescas de esas que hacían reír a todos, solo hubo silencio y más silencio.
Al otro día, el clima emocional de todos no cambió. En la propia formación se notaba el aire enrarecido con escasas palabras y gestos duros. Por primera vez desde su llegada a la cárcel, Patricio presenció como por una cosa sin importancia dos detenidos estuvieron a punto de golpearse. La situación empeoraba con el paso de las horas, la relación entre los detenidos se convirtió en un caos. Era como si de repente la mayoría hubiera enloquecido, la solidaridad se convertía en individualismo, todo lo que ayer era pan ahora era pura mierda.

Entonces fue en esos momentos críticos que aparecieron los imprescindibles, esa personas que sacan fuerzas extra para poder, con su ejemplo, contagiar a los demás.

lunes, 15 de diciembre de 2014


Dime, qué sucederá cuando con el lento paso del tiempo la belleza se extinga…


Dime, qué sucederá cuando al irse esa única arma de la juventud desparezca aquello que creías un tesoro…


Dime, qué sucederá cuando la superficie se arrugue, la verdad se sepa, y se descubra el vacío de tu exo-sistema, de tu caja de aire…

Dime, qué sucederá cuando en el palacio solitario los días se marchiten entre oro deslucido y sirvientes comprados…

Fernand Tor

domingo, 14 de diciembre de 2014

[silencio.jpg]

EL RESPETUOSO SILENCIO


Era un mediodía caluroso, demasiado para ser septiembre pero parece ser esta la peligrosa tendencia de estos tiempos de contaminación ambiental y cambio climático.
El grabador encendido, en medio de un par de tazas de café. Mi mirada compasiva esperando el fin de la entrevista sin sobresaltos pero usted, usted tenía que hacer lo que su inconsciente político y realidad laboral le ordenaba:
Entonces empezó a hablar. Y mencionó cosas como:
- “Continuación de la lucha, momento histórico adecuado, patria grande, salvación del abismo, crecimiento económico, correlación de fuerzas, llegada al poder, verdadera democracia…”-.
Y yo manifesté un silencio. Un silencio respetuoso, no de asentimiento.
Pero usted lo interpretó como el punto seguido a sus palabras. Y así dijo:
- “Tomar el poder para cambiar las cosas, integrar la región, continuar el legado de aquellos que ya no están, frenar a la derecha siempre golpista y antipopular…”-
Y el silencio respetuoso, ya pesado, comenzó a provocarle la necesidad de desviar la mirada, aflojar la convicción, iniciar la matización del tono triunfal…
Y así expresó:
-“La existencia de contradicciones, si, pero secundarias. Nada comparables a lo logrado, al merito de resucitar el país y terminar con los monopolios y atacar al sector financiero, ese responsable principal del hundimiento, del diciembre 20, del 21, del 2001”-.
Y sin atender a mi pedido de cuenta al mozo, continuó ahogando el respetuoso silencio con la demarcación de:
-“Haber terminado lo iniciado por la dictadura, iluminado lo oscuro, señalado el camino. Y rescatado del naufragio a las mayorías…”-.
Nos saludamos con afecto, hablamos de otras entrevistas con otros compañeros, algunos de renombre público, otros de renombre entre los conocidos.
Y una vez ignorado por completo, silenciado absolutamente el respetuoso silencio, concluyó marcando que:
-“Antes pensaba que se podía cambiar el mundo, pero ahora no lo pienso: lo sé. Va a pasar inevitablemente, porque el agua cuando baja durante mucho tiempo, termina desgastando la roca, la erosiona irremediablemente. Y vamos a cambiar a nivel continental el orden histórico porque ya está pasando…”-.
Me fui, pensando en las diversas formas de justificación que tiene uno. En como precisamos que la historia nos roce y si no sucede, nos convertimos, imaginación mediante, en protagonista aunque ella no nos registre.
Y me extrañó cómo puede ser que los que ayer juraban cambiar el orden de las cosas, hoy cambian las cosas para no alterar el orden.
Y en como su propia versión de los hechos no contempla ni los más respetuosos de los silencios. Mucho menos, una tibia oposición.


Patricio López Camelo   

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Detrás de la Cordillera
52

El corcho Barrios jamás dudó en la victoria, estaba totalmente convencido que no sólo las fuerzas armadas saldrían a las calles, sino también el pueblo para terminar con la tiranía. Era obtuso en el pensamiento, cuando algún compañero señalaba  que el gobierno tenía una extraordinaria capacidad  de movilización, Barrios se negaba a discutir ese punto.
¡Obligan a la gente a ir, los camiones los llenan a punta de bayoneta y  reparten bolsones con alimentos, los pobres van por necesidad! Pensemos… los pobres siempre han sido buenos chilenos, ¿por qué van cambiar ahora? Y cerraba la discusión con un golpe en la mesa y una catarata de insultos.
El odio que sentía por el marxismo y la izquierda era total, los culpaba de todo y en cierta forma tenía razón ya que su mundo de privilegios había quedado sepultado con los nuevos derechos de las mayorías. Aún así, a pesar de su odio, era amplio para aceptar distintas formas de pensamiento en sus amigos. Por supuesto que todas sus amistades pertenecían a su misma clase social, con ellos se permitía la discusión franca y abierta.
Su mejor amigo, con quien había compartido toda la niñez, escuela, vacaciones y hasta la mujer en el despertar sexual de ambos, militaba en el MIR. Barrios, a pesar de las diferencias ideológicas, nunca dejó de brindarle su amistad. Fue por eso que cuando su amigo le pidió un favor, el corcho no dudó en prestarle ayuda. La cuestión no era sencilla, el amigo recibía un cargamento con explosivos y necesitaba un lugar para esconderlos por un tiempo.
-El paquete lo recibo hoy por la noche y no tengo ninguna casa segura donde guardarlo. En mi familia no puedo confiar, si observan movimientos raros en algunas de sus propiedades son capaces de llamar a los carabineros y, además, creo tener los servicios de inteligencia pisándome los talones. Por eso pensé en vos, sos la única persona que me puede ayudar a resolver esto
Barrios se comprometió a guardar los explosivos en su propia casa y puso una sola condición. La única persona que debía conocer del escondite era su amigo. Una vez que cerraron el trato continuaron bebiendo cerveza toda la tarde.
Fue la última vez que lo vio. En el atardecer del diez de septiembre su amigo fue secuestrado en pleno centro de la ciudad. La casa del corcho Barrios fue allanada el doce por la mañana y él, fue detenido en un local de Patria y Libertad ese mismo día por la tarde.
Durante cinco días fue torturado con salvajismo y en varias oportunidades estuvo a punto de ser ejecutado. Se lo acusaba de ser miembro activo del MIR y de estar infiltrado en Patria y Libertad. Su amigo no sólo había hablado de los explosivos, sino también lo había involucrado en la organización.
Sólo un milagro podía dejarlo con vida y este se produjo de la mano de su tío, el cura, que intercedió ante las autoridades militares para salvarle la vida. Una vez más la fuerza de su apellido se impuso y el corcho Barrios terminó con sus huesos en el penal. Preso, pero vivo.
La vida en la cárcel en un primer tiempo se le hizo difícil. Todo el presidio conocía su historial que incluía, por supuesto, su pasado de militante en Patria y Libertad. Recelo, desconfianza y hasta alguna mirada amenazadora cosechaba a su paso, también era despreciado por parte de los militares que lo consideraban un traidor y sobre todo de los comandos se que ensañaban con él.
Poco a poco la actitud de los detenidos hacía Barrios fue cambiando, para esto tuvo mucho que ver la posición que tomaron los integrantes de la comisión política. Allí se analizó que Barrios, del que no había ningún tipo de dudas de su fascismo militante, antepuso por encima de su ideología un sentimiento tan profundo como es la amistad. Se valoró esta actitud, pues Barrios sabía el pensamiento político de su amigo y conocía también que lo que guardó en su casa ponía su vida en peligro y hasta, llegado el momento, podría ser usado en contra de su organización o hasta de su propia familia. Esta noble actitud, decía la comisión política, hace de Barrios merecedor de todo nuestro respeto y solidaridad, para nosotros es un compañero más, a pesar de su pasado.
Cuando Patricio llegó al penal ya había pasado lo peor para Barrios, de a poco se dejaba de lado el recelo y la desconfianza. Con el tiempo, cara de corcho se ganó el respeto y el cariño de todos y, al final, terminó siendo uno de los compañeros más apreciado de todo el penal.



martes, 9 de diciembre de 2014

Furgones - 01 - Trago Amargo (Demo)



FURGONES- TRAGO AMARGO



Hoy les acercamos material de esta banda nueva, que sacó su primer demo durante el 2013 y ya perfilan como promesas del rock and roll, crudo, urbano, con reminiscencias setentistas y muchas, pero muchas guitarras. Furgones, damas y caballeros.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Detrás de la Cordillera
51

El fortalecimiento de las relaciones humanas era el eslabón principal de una cadena infinita de ayudas y de contraprestaciones que elaboraba y cuidaba cada detenido. En cada pabellón se generaban pequeños clanes de cuatro o cinco personas. Estaban compuestos por afinidades diversas pero la edad y la cercanía de la cama eran la base principal de su fundación.
Patricio desde el mismo momento de su llegada se había integrado a uno de estos pequeños grupos y enseguida entabló amistad con sus componentes.
Su principal amigo y compinche fue Esteban Barrios Peralta de los Reyes, como el mismo le gustaba presentarse con solemnidad marcial. Esteban, de apodo “corcho” o “cara de corcho” por su particular rostro, era el mismo que le había prestado la cama en su primer día en la prisión.
La historia de vida, de militancia y hasta la propia detención de Esteban Barrios era muy particular. Su abuelo, de joven, con audacia y muchos balazos, había hecho fortuna en las minas. Luego, como proveedor de mulas del ejército se hizo inmensamente rico. De esta forma consiguió los blasones y los fundos necesarios para que su familia ingrese hacer parte de  lo más rancio de la oligarquía chilena.
 Toda la familia era gente importante e influyente, abogados, políticos, militares, jueces y hasta uno que era cura y mano derecha de un obispo. También contaba con cuatro hermanos mayores y con una chorrera infinita de primos y primas con quien de niño pasaba los veranos en las estancias del abuelo.
-El mundo desde que es mundo, está dividido en dos, los que mandan y los que obedecen. Nosotros mandamos por derecho divino, así Dios lo quiso y nos prepara para eso. Así les hablaba el viejo Napoleón Barrios a todos sus nietos mientras tomaban el té en vajilla de porcelana inglesa.
El corcho Barrios fue consecuente con este mandato familiar. Una vez que terminó el liceo en un exclusivo colegio católico, ingresó de inmediato a la facultad de derecho. Comenzaba el año setenta y Salvador Allende asumía la presidencia del país, el viejo latifundista no lo soportó y enfermó de gravedad. Una tarde, ya agonizante, llamó a sus hijos y nietos varones al borde de su cama y les hizo jurar que debían luchar para terminar con el marxismo en Chile, luego, murió en paz rodeado de familiares y sirvientes.
Apenas pasaron unos meses de este hecho cuando Esteban Barrios tuvo su bautismo de fuego en las filas de la ultraderechista Patria y Libertad. La tarea a desarrollar fue sencilla, emboscar a una columna de estudiantes secundarios que marchaban para apoyar al gobierno. El saldo fue desfavorable a los estudiantes que tuvieron varios heridos por las piedras y bastonazos de los atacantes, quienes, una vez cometido el atropello, se dispersaron entre los carabineros que sólo atinaron a mirarlos con complicidad.
De ahí en más para Esteban la militancia política fue pan de todos los días. La universidad era un hervidero de actividad, todo el mundo conspiraba o se preparaba para defender el gobierno pero nadie era indiferente. Todos sabían que el golpe de estado se estaba gestando, lo que nadie podía asegurar de antemano era el resultado. La derecha estaba bien preparada pero, aún así, no garantizaba que la totalidad de las fuerzas armadas le respondieran. En sus cálculos previos estaba presente que una parte no aceptaría el alzamiento, por lo tanto, la apuesta pasaba por aislar este sector y reducirlo a su mínima expresión. Contaban con que la mayoría de las fuerzas armadas iban a tener una posición inicial equidistante, esperando que la balanza se volviera hacia uno de los lados. Firmeza  y audacia, repetían que esto sería decisivo para el triunfo.


lunes, 1 de diciembre de 2014




LOS FUEGOS DE LA POBREZA: LABURO

_Pero...mira este pelotudo, ¿Quién se cree que es? Ahora lo voy a ir a buscar…
_Pará, pará Raúl, dejalo.
_No jefe, que dejalo, si vino a decirte eso en la cara a vos…él!!! Que ni delegado gremial es el pelotudo y viene a decirte que le parece una chantada lo que hacemos con los muchachos cada vez que hay acto, que lo de la afiliación obligatoria… ¿Quién se piensa que es para venir a hablar como zurdo si ni representante es?
_Tranquilo Raúl, escuchame, esto es así: este se va a ir ahora a la casa todo inflamado, tratando de disimular su propio orgullo de haberle dicho al secretario general lo que me dijo en la cara. También se va a perseguir un poco pensando en que quizás lo que hizo fue demasiado, porque es un pichón todavía. Y va a esperar a mañana con ansiedad, a ver si hay represalias de nuestra parte. Vamos a dejarlo, que pasen unos días, que baje la guardia…vamos a tratarlo incluso con un exagerado respeto cuando lo crucemos, al saludarlo…
_ ¿Por qué?
_Para que piense que el hecho de haber sacado pecho lo va a ubicar en un lugar en el cual no lo vamos a joder. Incluso si es más ambicioso e idealista, se va a ir perfilando en su interior la idea de representar a sus compañeros…y ahí va a empezar a hablar más en público, va a querer convencer a los otros. Cuando lo haga, va a haber dado el primer paso para que lo bajemos.
_ ¿Lo vamos a…bajar jefe?
_No bestia, no me refiero a eso…cuando este empiece a querer convencer a otros sin haber sido elegido para nada, va a ser más fácil poner a sus compañeros, en especial a los delegados, en su contra. Y ellos van a hacer el laburo por nosotros.
_ ¿Cómo lo van a hacer?
_No necesitamos nada brusco. Con tipos como este, que tienen huevos pero están solos, lo mejor es ir haciéndole el día a día infernal: cargadas, burlas, ir logrando que casi nadie le hable, decirle a sus compañeros que se porta de manera rara…que dice cosas que no debería sobre ellos, porque aunque no crean en lo que digamos, en algo los influye, a alguno le va a generar dudas. Lo convertimos en un pantriste…Después empezamos joderle la producción… ¿el está en control de calidad no?
_Sí, es la última parte antes de sacar el producto a distribución.
_Fácil entonces… ¿usan solo las maquinas?
_No, usan las maquinas pero como todavía esta eso de la tradición italiana…
_Ah sí, sí, quieren que el ojo humano además verifique. Bien, asegúrate que en 3 semanas algunas de las llantas de él queden con defectos, pero ligeros. Después hablamos con el que las carga.
_Listo jefe. ¿Algo más por ahora?
_No, por ahora no. Paciencia Raúl, ya va a llegar el momento de que entienda, de a poco, que a nosotros nos puso acá la gente y que eso nos da margen para manejar muchas cosas como se nos cante y según nuestro criterio.
Raúl estaba yéndose pero lo asaltó una duda. Volvió sobre sus pasos y le preguntó a su jefe:
_Pero…jefe… ¿Y si el tipo no tiene interés en ser delegado o representante de sus compañeros?
El jefe lo miró con una mezcla de bronca y lastima:
_No Raúl, tiene aspiraciones de serlo. Nadie anda por ahí haciéndole frente a estas cosas solo porque le parece correcto o por su “dignidad”. Quédate tranquilo. En cuanto salgan sus ganas de representar a sus compañeros, pierde.

Mientras Raúl se iba, el jefe dudó un instante. Pero se le pasó enseguida.