jueves, 26 de febrero de 2015

Detrás de la Cordillera
62

Con el transcurso de los días se fue poniendo al tanto de las novedades. La situación en el penal estaba en un momento crítico. La unidad del grupo estaba a punto de quebrarse. De hecho, en esos días, se habían conformado dos grandes grupos, por un lado, los militantes socialistas y comunistas y, por el otro, los miristas, el mapu y militantes sociales de organizaciones menores.
Todo comenzó con una fotocopia, que nadie sabía como había llegado al penal, de un texto de García Márquez. En este, el escritor colombiano analizaba en la figura del presidente Allende, a todo el proceso chileno… “La corte suprema, a quien el presidente respetó hasta sus últimas instancias, es quien ahora bendice la tortura y los fusilamientos...” Este era uno de los párrafos más sentido por todos los detenidos, en sus cuerpos estaba escrita esta verdad. También, el escritor ponía blanco sobre negro las contradicciones en el gobierno de la unidad popular.
La nota tuvo un efecto devastador, el debate jamás realizado sobre el gobierno de la unidad popular, ahora aparecía en toda su magnitud. Los comunistas y socialistas que hasta ese momento, apoyados en su mayoría, habían bloqueado la discusión, ahora estaban desbordados.
En cada rincón se discutía, pero las ideas claras y el espíritu auto-critico estaba escasamente representado. Cada organización se cerró en sus pareceres, y no reconoció haber dado  ningún paso en falso en los días del gobierno popular. La discusión franca estuvo ausente y cada encuentro acababa con una serie de mutuas acusaciones. Un abismo se fue abriendo entre todas las organizaciones y el último encuentro terminó con un intercambio feroz de insultos.
Fueron días duros. El clima  era de desconfianza, las actividades comunes estaban canceladas y cada grupo se encerraba en si mismo.
Con el correr de los días, y por el trabajo silencioso de algunos detenidos que no estaban encuadrados en ninguna organización, se fueron acercando las posiciones. En este grupo estaba el uruguayo Willy, que con suma astucia comenzó a correr la voz de que la fotocopia con el texto de García Márquez era falsa. Cada preso, sobre todos aquellos que tomaban partido en algunos de los grupos, se sintió culpable por haber entrado en la trampa.
 Con los independientes, además de Willy, estaba un pastor metodista,  Francisco Suárez, de él fue la idea de realizar una misa en memoria de Fernando Álvarez.
 Un sábado en la cancha de fútbol, en una soleada tarde, se improvisó un púlpito rodeado de bancos de madera que se trajeron del comedor. Un rato antes de comenzar el pastor Suárez se acercó a Patricio y le pidió que cantara en el cierre el tema a la memoria del compañero Álvarez.
Si bien la mayoría de los detenidos eran ateos o como mínimo agnósticos, nadie falto a la misa. El púlpito erigido justo en el medio de la cancha quedó rodeado de hombres que se aprestaron a escuchar en respetuoso silencio.
Desde el púlpito el pastor Suárez recordó a Fernando y su lucha. Contó como se habían conocido hace muchos años atrás. Él desde la iglesia de la callampa donde realizaba su tarea y Fernando desde el sindicato. También recordó las fraternales e interminables discusiones acerca de la existencia de Dios. Al final remarcó…
-Las diferencias nos fortalecen, debemos aprender a vivir con ellas, ponernos a diario en los zapatos del otro y tratar de comprender su punto de vista. Cuando logremos despojarnos de la soberbia que nos indica que la nuestra es la única verdad  estaremos a un paso de la victoria definitiva. El compañero Fernando comprendió como nadie esta consigna, la unidad en la diversidad nos hace invencibles…Compañero Fernando, que Dios y los pueblos te tengan siempre a su lado. ¡Amén!
-Amén-  Repitieron miles de voces emocionadas.
Al acercarse al púlpito, a Patricio las piernas le temblaban. Al llegar, las clavó con firmeza a la tierra y su vista buscó en el horizonte el mar lejano. Sus manos golpearon con suavidad las cuerdas y al  escuchar los primeros acordes comenzó desgranar su grave voz.
Cuando acabó de cantar su cuerpo se balanceaba sobre sus piernas y la emoción lo embargó de pies a cabeza. El cerrado aplauso de sus compañeros rompió como un fino cristal las cuerdas de sus sentimientos y las lágrimas corrieron por sus mejillas. Fue rodeado por manos y abrazos de agradecimiento. Entre ellos estaba Iván Sepúlveda que emocionado le dijo
-Compañero Patricio, con su bella canción nos ha dado una lección a viejos sectarios como yo. Usted que es integrante del MIR le ha cantado con el corazón a un comunista…- Y no pudo continuar hablando, su voz fue cortada por un llanto profundo y un poco avergonzada, se retiró hacia un costado.


martes, 24 de febrero de 2015

Zamba de Vargas
Muchas canciones pueden remitirnos a una historia, es decir, toda canción con letra suele contarnos una historia, pero muy pocas veces una canción surge directamente de la Historia o de un hecho histórico. Tal es el caso de la Zamba de Vargas, puesto que según cuenta la “leyenda” y digo bien con leyenda, se tocó en la Batalla del Pozo de Vargas el 9 de abril de 1867 a las afueras de la ciudad de La Rioja, por sólo esto es ya considerada "la madre de las zambas".
Al parecer las tropas federales del “caudillo” (al decir de los señores liberales) Felipe Varela se enfrentaban a las “nacionales” del gobernador de Santiago del Estero Antonio Taboada. En un principio los federales (enfrentados con el gobierno de don “Bartolo” Mitre) llevaban las de ganar por su mayor cantidad de caballería, algo normal en las llamadas montoneras federales, pero la infantería santiagueña y tucumana con sus modernos fusiles Sharp (adquiridos para la Guerra del Paraguay) hicieron la diferencia y vencieron a los hombres de Varela. Fue un combate muy duro dado que los federales estaban en estado de necesidad de agua y las fuerzas nacionales se apostaron en derredor del pozo de agua. Muchos murieron y algunos historiadores dicen que fue de las más sangrientas batallas de las guerras civiles.
La cuestión es que se cuenta que originariamente fue compuesta a favor de los federales y que luego fue apropiada para enaltecer a las tropas nacionales e incluso se dice que fue utilizada para elevar la moral de la tropa santiagueña cuando estaba perdiendo la batalla y que al son de aquella canción vencieron. Como resultado el Interior no volvió a levantarse (con la excepción de Lopéz Jordán en Entre Ríos)

De todo esto resulta que hay varias versiones, la primera es de don Andrés Chazarreta que la publica en 1906 y la graba en la década del 30. Cuentan que la primera vez que la toco fue en el teatro Cervantes de Santiago del Estero y se armó un revuelo porque se consideró un retroceso tocar folklore en un teatro (tan así se detestaba toda expresión del campo entonces). Lo cierto que luego se hicieron distintas versiones con distintas recopilaciones de letras y distintos tintes políticos en cuanto a su filiación “federal” (riojana) o “liberal” (santiagueña). Están las versiones de los Cantores de Quilla Huasi, la de los Chalchaleros, Los Fronterizos, Falú, Atahualpa Yupanqui, en fin, hay pa todos los gustos, pero el debate real es si en verdad se cantó algo por el estilo. Los dos ejércitos llevaban bandas, así que puede ser posible, pero es casi imposible saberlo. En todo caso yo me inclino a pensar que fueron los modernos fusiles los que acallaron y reprimieron aquellos movimientos del Interior.  Aquí les dejo un par de versiones, pero si les interesa hay muchas más para explorar!!!!!!!!!!!!!!

Fernando Torres


lunes, 16 de febrero de 2015


ALMA Y SUS ENANOS

Alma no cuenta los días porque se le hacen muy largos.
Intuye que los momentos es todo lo que tiene y así los vive,
deshojando la angustia a fuerza de sonrisas.

A veces se conecta al entorno y otras el hostil entorno
la invita a desconectarse. Entonces habla.
Habla con ella, habla con ellos, habla con quienes
nosotros no vemos porque no quieren hablarnos,
porque no sabemos escuchar.

Flota en un mundo donde sus sueños de pequeña princesa son reales.
En él salta, juega, canta, baila y sonríe por ser el centro
de la atención que no tiene en donde debe.

Alma fantasea con que su mama la abraza, la atiende,
la protege de una realidad perdida en su rutina.
Pero su mama esta perdida en la rutina de esa realidad
que alma no tiene apuro por conocer.

 Sus enanos la miman, la rodean, le susurran
Cosas que ella quiere… necesita escuchar.
En las noches, son quienes le alumbran tibiamente el sueño
oscuro que a todos nos asustó alguna vez y tapan
sus oídos para que el ruido pérfido de los adultos
y sus gritos no la lastimen.

Y a pesar de tanta soledad, alma crecerá
y sus enanos la acompañaran hasta el momento
en que pueda encontrar otras almas que como ella,
debieron crecer a la sombra del abandono, bajo el canto
suave de sus propios enanos gentiles.


Patricio López Camelo

miércoles, 11 de febrero de 2015

detrás de la Cordillera
61

Fueron los treinta días más duros de su estadía en el penal. Nadie le dirigía la palabra. Cuando Patricio pedía algo, como ser hilo para coser una ropa, se la daban sin  mediar ni un monosílabo. Los únicos que le hablaban eran sus carceleros y hasta en un momento se sentía dichoso cuando alguno de ellos lo llamaba con un seco: “diez catorce”, que era su numero de interno.
A la hora del recreo, se acercaba a algún grupo de los muchos que se formaban en el patio. Algunos, al verlo continuaban hablando y lo ignoraban. La mayoría se alejaban de él, era un verdadero paria. Entonces comprendió la importancia del colectivo al cual pertenecía, sin sus compañeros no era nada, sólo una cifra, apenas un número. El diez catorce.
Con el correr de los días no forzó más la situación y el mismo se alejaba de todos. Caminaba hasta el borde mismo de la cerca electrificada y su vista se perdía buscando el mar inmenso. El viento que cruzaba la isla traía el ruido de las olas y también le trajo el recuerdo del compañero Fernando Huidobro. Infinidad  de veces lo había observado en ese mismo lugar, donde ahora él estaba parado buscando respuestas en el viento.
El rumor lejano del mar le trajo una melodía que Patricio tradujo con sencillez en la guitarra. De ahí en más, todo su tiempo y el silencio que lo rodeaba, estuvo puesto en ir armando, letra a letra, una poesía. Días antes de cumplir la sanción, su esfuerzo dio frutos y una hermosa canción había nacido desde el silencio. Sentía que el corazón le retumbaba en el pecho y tenía ganas de llamar a gritos a sus amigos para contarles, pero no era posible.
 Un martes por la mañana, antes de ir por la taza de té y el bollo de pan, un compañero de la comisión se le acercó y le dijo con solemnidad:
-Compañero Patricio quiero comunicarle en nombre de la comisión de disciplina revolucionaria que ha cumplido con la sanción. Esperamos que en usted no quede rencor y que entienda que para nosotros no fue fácil tomar esta medida. También quiero felicitarlo en nombre de todos por que ha demostrado entereza y dignidad en este mal trance. Al terminar, extendió su mano derecha y Patricio sin decir palabra también ofreció la suya.

Una vez en el comedor, de uno en vez todos se acercaron a saludarlo. El primero fue el corcho Barrios, que no dejó pasar la oportunidad y con una sonrisa en los labios, lo invitó a jugar un partido de fútbol. Patricio respondió con una estruendosa e infinita puteada que se fue perdiendo entre las carcajadas de los demás a lo largo de la barraca.

lunes, 9 de febrero de 2015

Detrás de la Cordillera
60

Todas las nuevas actividades contaron con una masiva participación de los detenidos, pero lo que más los entusiasmó fue el campeonato de fútbol. En cada pabellón se organizaron distintos equipos y se anotaron para participar hasta aquellos menos dotados para el juego.
 Los domingos, después del almuerzo, comenzaban los partidos con todos los presos rodeando la cancha. En una improvisada tarima Roberto Ahumada, el mismo que contaba las películas, era el relator oficial. Cada equipo tenía su respectiva hinchada y a medida que el campeonato avanzaba cada pabellón acompañaba al equipo de su sector.
 Patricio se destacaba en su equipo y a pesar de su estatura se las ingeniaba para jugar de centro delantero. Le pegaba bien,  con las dos piernas y tenía olfato de goleador. Siempre en el área estaba ubicado donde debía estar, y era difícil que perdiera en un mano a mano con el arquero. Su descontrol era el talón de Aquiles en el juego. Comenzaba con protestas al árbitro, gestos hacia algún compañero por una pared no devuelta, y, por lo general, terminaba poniendo una pierna más fuerte de lo permitido. En un partido con el resultado muy cerrado su temperamento volvió a jugarle una mala pasada. El corcho Barrios le puso una pelota en profundidad, Patricio, con un pique corto, le sacó ventaja al defensa pero, el arquero, atento a la jugada, llegó primero a la pelota. Patricio igual remató sobre las manos de su oponente. El árbitro no dudó, cobró la infracción y además decretó la expulsión de Quesada. El arquero quedó en el piso revolcándose de dolor, al tiempo que Patricio aceptaba a regañadientes el fallo del árbitro. Una vez en la enfermería, se le diagnosticó la fractura de dos dedos de su mano derecha. El partido no continuó y el torneo estuvo a punto de suspenderse.
La organización del campeonato aplicó duras sanciones. Al equipo infractor le dieron por perdido el partido y Patricio fue suspendido y no volvió a jugar en el resto del torneo.
 También tomó cartas en el asunto la comisión de disciplina revolucionaria. Esta comisión estaba formada por un integrante de cada organización política. Sus componentes eran personas dotadas de una larga militancia, pero a la vez eran respetados y tenían un consenso abrumador entre todos los detenidos.  En un primer momento cuando se lo comunicaron, Patricio no lo tomó en serio, pensó que era una broma del corcho Barrios. Se equivocó, días después tuvo su primera entrevista para contar su versión de los hechos y hacer su descargo.
La comisión de disciplina le aplicó una severa sanción. Por treinta días nadie en el penal le dirigiría la palabra. Entre los fundamentos dados se dijo, que el compañero había tenido una actitud pequeño burguesa. Que confundió emulación por competencia, y que el campeonato de fútbol estaba enmarcado, como las otras actividades, con el objetivo de crear las mejores condiciones en la convivencia de todos. Por consiguiente, todo aquello que llevara a la rivalidad, tanto en lo individual como en lo sectorial, debía ser sancionado por que atentaba a la fortaleza de todos los compañeros.

Patricio aceptó su falta y le hizo un  pedido a la comisión.  No perder su turno con la guitarra. La comisión, teniendo en cuenta sus antecedentes,  accedió a su solicitud.

lunes, 2 de febrero de 2015



LA INSEGURIDAD COMO PANTALLA

Existen una serie de temas que se han hecho carne en el debate político de una parte de la sociedad. Estos se hallan presentes con asiduidad, despertando pasiones que suelen reservarse para el fútbol.
Uno de dichos temas es la inseguridad. En muchas ocasiones se puede escuchar -más allá de lo que dicen los medios de comunicación más poderosos- grandes debates y preocupaciones entre la gente, basados en algunos razonamientos centrales. Tomaremos el principal:
-”La inseguridad es producto inevitable y directo de la delincuencia”-. Es decir, se asocia a alguien, casi siempre de bajos recursos económicos, que desea vivir sin trabajar y sale a quedarse con lo que no le corresponde. En algunos casos, esta persona puede necesitar estrictamente eso que desea o debe robar -“robar para comer”- o no, simplemente lo hace porque no desea trabajar o considera más fácil vivir de lo obtenido mediante el robo. Esta última es la opción elegida con mayor frecuencia por gran parte de la sociedad.
A su vez, mediática y socialmente,  de manera reciproca, se vincula la inseguridad solo y directamente con el llamado “robo común”, que tal como señala el doctor en ciencias políticas, Marcelo Moriconi Becerra (2013) incluye desde asaltos violentos hasta entraderas bancarias y demás.
No se contempla en ese concepto de inseguridad, por ejemplo, la acusación a un funcionario público de beneficiarse con negocios éticamente reprobables y jurídicamente ilegales, considerados incluso mediáticamente como “escándalo de corrupción” o similares. Socialmente, la inseguridad parece apuntar a delitos violentos y directos perpetrados por los sectores más pobres.
Retomando nuestro razonamiento que establece el nexo inseguridad-delincuencia, se desatan a partir de allí diversas conexiones: la delincuencia y la pobreza son hermanas- aún cuando muchos no creen en que se roba por falta de trabajo o necesidad de subsistencia-, por lo cual, los actos “vandálicos” son propiedad de personas pobres que desean apropiarse de propiedades ajenas (engorroso, ¿no?).
En esta lógica se descartan con facilidad causas estructurales (pobreza crónica, marginación social y cultural, segregación de todo tipo, etc.) que sí permitirían un abordaje diferente, aunque a su vez, más complejo. La inseguridad es un tema complejo, no por eso, inabordable.

Las soluciones: una eterna calesita

En base a esta lógica simplista del problema, las soluciones que se piensan consisten en otorgar más poder a la principal institución encargada de detener a quienes delinquen: la policía. De este modo se permiten y alientan la proliferación de políticas -y el ascenso de políticos, el otro eslabón que conforma la cadena de trabajo conjunto- peligrosas denominadas de “mano dura” o “tolerancia cero”.
Otras de las soluciones proponen aislar a los sectores más carenciados mediante diversos artilugios (muros alrededor de las villas, erradicación de las mismas y su expulsión hacia los márgenes de las ciudades, deportación de inmigrantes, y peores) y una diversidad de opciones como la vigilancia permanente (pública y privada) de la vida de las personas, la aceptación del abuso policial y el “gatillo fácil” (condenable solo cuando la víctima era hijo de alguien importante o económicamente relevante), la baja de edad de imputabilidad, la pena de muerte o incluso, la eliminación de la presunción de inocencia. Todas medidas absolutamente dementes.
La inseguridad se ha convertido, desde hace varios años, en un tema exagerado, excedido en su importancia otorgada dado el abordaje superficial y claramente segregacionista que de ella se hace y ya mencionamos anteriormente.
En este punto consideramos fundamental preguntarnos: ¿Qué es la inseguridad? ¿solo los robos violentos sufridos en las calles, comercios, casas, instituciones, etc.?
 La inseguridad también es aplicable como tal a la destrucción del sector publico (salud, educación, justicia), la proliferación de mafias -policiales, políticas, futbolísticas, de trafico de drogas, armas y personas, todas en su mayoría interrelacionadas- los altísimos niveles de corrupción en todos los ámbitos de la sociedad, la precariedad o ausencia de ofertas laborables, la privatización de casi todos los aspectos de la vida, la utilización del estado en defensa de los intereses de una elite y, en especial, la destrucción de los lazos sociales que impedían ver en el “Otro” una amenaza latente al “nosotros”. Cabe preguntar si todo lo planteado no genera inseguridad en el conjunto individual y social de las personas.
La representación superficial de la inseguridad es utilizada para dividir a sectores que el neoliberalismo lleva 4 décadas dividiendo, sin importar el gobierno de turno, ni el actual, ni los anteriores. Y sobre todo, es ideal para estigmatizar la pobreza como origen del problema, sin buscar los problemas que dan origen a la pobreza y a la real inseguridad que viven las diferentes clases de la sociedad.
Para finalizar, es importante plantear que el problema de la inseguridad es político y como tal su solución radica en la política, es decir, en una mínima participación de los ciudadanos en los problemas, que deberían ser solucionados por los políticos, pero en los cuales ya no podemos dejar depositada nuestra confianza. La vigilancia debería ser, ahora, desde la sociedad hacia ellos. Sobre ellos.
Si logramos pensar y aplicar soluciones que vayan más allá de las que se plantean tradicionalmente, -como otorgar concesiones a instituciones responsables de la existencia de toda esa inseguridad “real” y completa que mencionamos- estaremos dando un importante paso adelante, sustancialmente mejor que permitirnos pensar mediante patrones culturales pertenecientes a sectores de elite. Y que solo tendemos a repetir.

Si logramos pensar en vez de repetir lo que dejamos que nos dicten, quizás podamos descubrir a los titiriteros de esta obra fantasmagórica. Y comenzar el largo camino de ponerle fin.



Patricio López Camelo