"Detrás de la Cordillera"
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Cuando volvió a la fábrica, después
de los días de reposo, se sintió emocionado con las muestras de cariño que
recibió de sus compañeros. Nunca se esclareció el hecho de las hojas de afeitar
ni se pudo hallar al responsable, pero nadie dudaba que se había tratado de un
atentado. Fue un gran llamado de atención, que la comisión interna no dejó
pasar por alto y tomó nota. Días difíciles se avecinaban para los trabajadores
de la empresa y de todo Chile.
Elena había comenzado a estudiar en
la universidad y el tiempo que podían compartir era escaso, pero aun así la
pareja se consolidaba. Los fines de semana repartían el tiempo entre la
militancia y las visitas a los familiares. La familia de Elena no estaba
comprometida en militancia alguna, pero eran muy buena gente, sobre todo las
hermanas, que le habían tomado mucho cariño a Patricio. Los almuerzos
dominicales eran totalmente distendidos y tranquilos. En cambio, cuando les
tocaba visitar la casa de la madre de Patricio las cosas se tornaban radicalmente
opuestas. La madre de Patricio, Flora, era maestra de toda la vida, y afiliada
al socialista desde el mismo momento que abandonó al marido, después que este
le propinara una paliza monumental. Todos sus hijos e hijas eran comunistas o socialistas, La única excepción, era Leticia que estaba
casada con un militar de la marina. Los domingos, la casa de los Quesada se convertía en un
plenario de la izquierda chilena.
Cuando
Patricio les comunicó que había ingresado al MIR, ningún miembro de su familia
le dijo nada, aunque tampoco nadie lo felicitó. Uno de sus cuñados comentó en
son de broma: que a partir de ahora estaba toda la izquierda representada en la
mesa familiar. Nadie festejó el chiste. Por un par de domingos la situación
estuvo tensa, después todos se fueron acostumbrando a la idea y respetaron la
decisión tomada.
Elena, en cambio, la aceptó a regañadientes. Lo que
más le molestó, fue el hecho de que la decisión había sido tomada
unilateralmente; así pensaba y así se lo hizo saber
-En un tema de esa índole, que nos
compromete a los dos, no puede ser sólo tuya la decisión. ¿Para qué somos
una pareja? Los dos tenemos las mismas
atribuciones
Estaba totalmente ofendida con la actitud de su
marido. Patricio reconoció sinceramente su error, pero no podía hacer otra cosa
que pedir disculpas. Elena no las aceptó y además se negó terminantemente a
militar en las filas del MIR.
Días después un hecho vino a
empeorar la situación. Una mujer la visitó y le pidió si podían intercambiar
unas palabras. Elena la conocía de vista, de alguna actividad política y la
tenía identificada como una militante del MIR, la hizo pasar y compartieron un
café.
La mujer fue directamente al grano, demostrando no
tener ni un mínimo de tacto:
-Lo que quiero comunicarte no es
nada personal. Si no fuera por pedido de la organización, no estaría en este
lugar porque no me gusta meterme donde no me llaman.
-Comparto esto, pero me parece que
no sos demasiado consecuente con tus ideas Ironizó Elena, mostrando los dientes
para la pelea. La mujer no acusó recibo y continuó como si nada hubiera
escuchado
-Cuando uno toma la decisión de
ingresar en una organización revolucionaria como la nuestra debe aprender, y
rápidamente, que todas las opiniones personales deben tratarse en el colectivo
-A mí me parece muy bien que se manejen
de esa forma, pero es tu organización, no la mía. Y por lo que parece mi marido
ya fue al confesionario y ahora me vienen a exorcizar. Elena
jugaba con la ironía pero su rabia aumentaba.
La mujer se acomodó en el sillón, resopló con fastidio,
luego continuó.
-Creo que nos estamos yendo de tema
y es conveniente volver a él. Nosotros hemos evaluado que vos tendrías que
replantear tu posición con respecto de la militancia de tu compañero. Nos
parece, sin ánimo de ofender, que es pequeño burguesa….
Elena enrojeció de furia y estalló
-No lo voy a permitir, te vas
inmediatamente de esta casa!!! Y señaló
la puerta. Cuando se quedó a solas se puso a llorar.
Patricio, al volver a la casa, encontró la carta
arriba de la mesa. Allí, Elena le
explicaba lo sucedido por la tarde y
también le comunicaba que por el momento necesitaba estar sola unos días.
Patricio quedó devastado pero sin perder tiempo salió a buscarla. Mayúscula fue
su sorpresa, cuando no encontró Elena en casa de sus padres, pero no se
desanimó y fue hasta la universidad. Allí tampoco la encontró y volvió para su
casa
Al abrir la puerta de calle, el corazón le dio un
brinco. Había luz en la cocina y eso indicaba que Elena estaba de vuelta. La
conversación fue muy dura. Patricio se tuvo que hacer cargo de todos los
errores Al final acordaron que a partir
de ese momento en la militancia cada uno era un ser totalmente independiente,
pero en el caso que una de las partes con su decisión comprometiera a la otra,
esta tenía que estar al tanto. El sol asomaba cuando ya reconciliados se metieron en la cama.
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