INTERNET Y EL DOBLE FILO: Hacia el control total de la
información
La noticia fue una de tantas que circulan por internet,
particularmente en las redes sociales y no en los grandes diarios (ni en sus versiones digitales).
A fines de este año la NASA le permitirá a la ONG (¿es en
verdad una ONG?) Media Development Investment Fund (MDIF) comenzar su proyecto
denominado “Outernet”. Dicho proyecto consiste en la instalación de múltiples
nanosatélites a baja altitud (denominados Cube Sats) para irradiar con WI-FI
zonas determinadas de la tierra con el objetivo de facilitar el acceso a
internet y, principalmente, ofrecerlo de manera gratuita. La fase de prueba
será iniciada en junio de 2015. Lo único sin aclarar es la parte en la cual se
anuncia que las noticias estarán “filtradas” y proveídas por un único servidor,
lo cual limitaría y concentraría las fuentes de información.
En dichos de sus propios ideólogos, no se ofrecerían todos
los contenidos, los cuales…”pasarían por una selección de noticias y contenidos
de alta calidad”. Además el plan no contempla los reiterados informes de
científicos independientes (no subvencionados por las empresas de
comunicaciones) que califican la radiación electromagnética de WIFI como
sumamente peligrosa para la salud humana.
El proyecto se anuncia oficialmente con la finalidad de
acercar internet tanto a zonas del mundo donde la censura por parte de los
gobiernos es una política común como a aquellas en las cuales la conexión es
demasiado costosa. Ya cuenta con el respaldo de entidades como Ubuntu,
Wikipedia, Coursera, Bitcoin y varios más.
Se sabe que internet es un arma de doble filo: por un lado
permite la conexión entre personas de cualquier parte del mundo, la
socialización del conocimiento de manera muchas veces gratuita, el acceso a
noticias y datos inmediatos y abundantes y, como los hechos lo han demostrado,
la facilidad para la organización de rebeliones contra causas calificadas
popularmente como injustas.
Por otro lado, facilita las acciones de espionaje y control
de los gobiernos sobre sus poblaciones para prevenir o desarmar esas mismas
potenciales rebeliones.
En relación a esto, durante el año 2013 el sociólogo
estadounidense Immanuel Wallerstein, creador del concepto del capitalismo
instalado como un sistema-mundo (rechazando la existencia de un “tercer mundo”
y afirmando la existencia de un solo mundo conectado por una compleja red de
relaciones de intercambio económico), postula que a su entender este sistema
lleva 40 años en una crisis estructural en la cual permanecerá otros 20 a 40
años hasta ser reemplazado por otro tipo de organización sistémica.
Esta crisis se manifiesta en diversas y muy fuertes
fluctuaciones en el mercado, la estabilidad en las fronteras, las alianzas
geopolíticas, el empleo, las deudas, etc. A esto se suma la incertidumbre
general como característica principal en el corto plazo, lo cual agrava la
situación.
En el mediano plazo (5 a 10 años) se espera que los estados
tiendan a ajustar aún más sus economías mediante el recorte de gastos públicos
y la reducción en la generación de empleos.
Llegados a este punto de crisis estructural, el autor
sostiene que el sistema tiende a bifurcarse, lo cual implica la aparición de 2
salidas posibles en las cuales puede derivar.
Por un lado, Wallerstein explica que quienes más poder
económico, político y social poseen encontraran inviable mantener su posición
dentro de los marcos del capitalismo actual (con el mercado cumpliendo una
función central), y buscaran llevar adelante un sistema basado en la utilización
de la fuerza bruta (estados policiales, violencia represiva masiva) y engaño
(control de la información) para contener las reacciones ante una mayor
concentración del capital que derivará en una mayor existencia de desigualdades
socioeconómicas. Para el autor, este nuevo sistema debe garantizar la
existencia de 3 elementos clave para su éxito: jerarquía, explotación y
polarización.
La otra salida la representa la creación, por parte de las
fuerzas populares mayoritarias en el mundo, de un nuevo sistema histórico aún
desconocido, basado posiblemente en una mayor democracia e igualdad.
Desde esta perspectiva, el proyecto de los grupos de poder
más concentrados del planeta de ofrecer esta internet “democrática” y gratuita,
puede interpretarse como un primer paso hacia el intento de crear un límite en
el acceso a la información (lo cual implica una clara posición de control y
privilegio por parte de quien maneje la herramienta abastecedora) como punto
indispensable para eliminar el “doble filo” que posee internet, con una
finalidad ya mencionada anteriormente: concentrar en menos manos las riquezas
mundiales y evitar las rebeliones que pueden producirse como reacción a
esto.
Patricio López Camelo
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