LOS FUEGOS DE LA
POBREZA: HUELLAS
La pobreza deja huellas: Indelebles, imborrables.
Son huellas como un tatuaje, que con algo de trabajo y
esfuerzo podemos hacer menos brillantes y fuertes. Pero no se van.
La pobreza carcome el inconsciente y calibra nuestras acciones
cotidianas aún cuando creemos que la dejamos atrás, en un pasado remoto al cual
no queremos volver.
La pobreza cae sobre nosotros como la neblina de las noches
de invierno, vuelve infernales las madrugadas de frio y su fuego nunca se
extingue del todo.
La pobreza tiene caras: de barro interminable, de pies
descalzos, de hacinamiento obsceno, de lluvias largas, de ostentación violenta,
de brutal aculturamiento, de colonización ideológica: de pervertida culpa por
ser pobre.
La pobreza es palabra prohibida de muchos discursos,
temática fácil y bien vista en muchos otros.
Está prohibido nombrarla en ciertos barrios, recintos, ámbitos.
Frente a determinadas personas. Y se la cree una mera anécdota del pasado ya
pisado.
La pobreza escupe en la cultura de quienes son pobres y por
ende no tienen, según otros, cultura.
La pobreza, ante su hambre, se alimenta de las palabras que
deben tragarse los pobres, obligándolos a expresarse con la violencia total.
Muda.
La pobreza lanza palabras sordas según quien las pronuncie y
donde las pronuncie.
La pobreza es una palabra que por ser pronunciada por los
sin voz, carece de medios de difusión.
La pobreza es identidad perversa, como perverso aceptar su
existencia.
La pobreza es nieta del sistema, hija de la injusticia,
hermana del dolor y la violencia, madre de la ira y el rencor, sobrina del
abuso, tía de la perversión: Producto de las acciones humanas.
La pobreza es la condición de muchos que permite la
felicidad de otros, pocos.
La pobreza es un estado humano sobre el cual escribir no
sirve absolutamente de nada si nos sentimos bien tras haber escrito sobre ella.
La pobreza debe ser combatida con la total inaceptación de
su existencia.
La pobreza deja huellas: indelebles, imborrables…
Patricio López Camelo
Patricio López Camelo
No hay comentarios:
Publicar un comentario