miércoles, 26 de febrero de 2014

"Detrás de la Cordillera"
12

Pasada la euforia del festival, el día lunes en la empresa los trabajadores continuaban con la moral en alto. La comisión interna evaluó detalladamente todos los hechos de la última semana. Por un lado era innegable que el festival había sido un éxito político, se logró romper un pronunciado aislamiento y hoy la iniciativa la volvían a tener los trabajadores, pero, en cambio, la situación nacional no era favorable. El gobierno popular no había salido fortalecido con los sucesos de los guerrilleros argentinos, el hecho, si bien no era público, mostraba en carne viva las distintas posiciones que albergaba dentro de su seno. Los miembros de la comisión interna conocían los detalles de la reunión de gabinete, donde la amplia mayoría de los ministros aconsejaron al presidente de lo conveniente de entregar a los guerrilleros, para cumplir los pactos firmados y para no quedar aislados internacionalmente. Todos los militantes estaban al tanto de como el compañero presidente dio por terminada la ronda de consejos civilizados, golpeando la mesa: “somos un gobierno socialista y actuaremos como tal. Los compañeros viajaran inmediatamente a Cuba.
Allende había puesto todo su prestigio en juego para salvar de  la vergüenza que hubiera sido la entrega de los guerrilleros a la dictadura argentina. La derecha festejó el pequeño triunfo que había conseguido al lograr crear una fisura en la unidad del gobierno y se aprestó a trabajar sin pausa en agrandar el conflicto.
 En la Unidad Popular, el debate pasaba por el programa. Un sector planteaba que con el solo hecho de cumplir el programa votado por el pueblo, nadie se atrevería al golpe. El otro, por el contrario, decía que para achicar las posibilidades golpistas había que agrandar la base de las alianzas sociales, y esto sólo era  posible si el programa en esta etapa no se llevaba a cabo a fondo. Las clases dominantes, con sus socios extranjeros, tenían un pensamiento mucho más sencillo y claro. Lo fundamental era la toma del poder y disponían de un plan para conseguirlo.
Los gringos dueños de la empresa estaban al tanto de lo que preparaba la embajada norteamericana y fueron parte ejecutora sobre todo de los primeros movimientos. Doscientos telegramas de despido llegaron cuatro días después del multitudinario festival. La comisión interna quedó sorprendida, en ningún momento había previsto semejante contraataque. La patronal demostraba que también conocía al dedillo la importancia de la sorpresa y, aprovechando la fugaz parálisis  de los obreros, volvió a pegar con otros trescientos despidos. La iniciativa política había cambiado de bando.
El ministerio de trabajo tomó cartas en el asunto y convocó a ambas partes del conflicto a entablar el diálogo. La empresa se mostraba intransigente, no estaba dispuesta a negociar nada sino se levantaba la toma. Para justificar los despidos se amparaban en una antigua ley, que la derecha, en ese mismo momento, bloqueaba su derogación en el senado. Los trabajadores enseguida comprendieron la maniobra, dilatar el conflicto y a través de los grandes medios de comunicación bombardear a la opinión pública.  El ministerio navegaba entre lo que indicaba la ley burguesa y lo que necesitaba el pueblo para acabar con la conspiración. En ese mar de dudas se estaba suicidando el proceso del socialismo a la chilena.
Los telegramas, en un primer momento, hicieron tambalear la moral de los trabajadores, aun  así fueron muy pocos los que aceptaron el despido, cobrando la indemnización. Todos los militantes  de las distintas organizaciones políticas, que trabajaban en la fábrica, se abocaron en recomponer la situación. Asambleas por cada sector fue la primera medida que tomaron. En los debates se puso en el centro la solidaridad con los compañeros despedidos, tanto dentro de la empresa, como en sus casas. Desde una  asamblea, surgió la idea de formar una comisión compuesta por las esposas de los trabajadores. Vilma, la compañera del choclo Mena fue elegida para encabezarla. La tarea principal a desarrollar era acompañar al resto de las mujeres, mientras sus maridos estaban en la toma. En los últimos días, se habían encontrado con  la desagradable sorpresa que  muchas  mujeres eran visitadas por un ejército de evangelistas, con sus portafolios llenos de anticomunismo y resignación. Lo peor de todo era que la misión evangelizadora estaba obteniendo algunos resultados positivos. De los compañeros que habían aceptado la indemnización, varios de ellos se habían incorporado a las huestes de la “Iglesia Universal del Mundo Libre”.
Después de la sorpresa inicial, y del pequeño desbande que se produjo, la comisión interna pudo recomponer sus líneas. La moral  estaba otra vez en alto, pero las negociaciones estaban totalmente empantanadas. La premisa de máxima, que era estatizar la empresa, hoy era un objetivo muy lejano. El gobierno pedía prudencia a los obreros e instaba a una salida negociada. La patronal no dudaba, exigía el levantamiento inmediato de la toma y recién en ese momento se sentarían a conversar por los despedidos. Todo lo hacían con deliberada lentitud, cada minuto que pasaba era precioso para ellos y perjudicial para los trabajadores.

viernes, 21 de febrero de 2014

De nacionalismo, guerras y fronteras
Por Alejandro San Ángelo



Cuando leí este blog, especialmente la sección “Comiéndose al Caníbal” me pareció apropiado repensar una idea que se me estaba atragantando desde hacía un tiempo largo y que creo que tiene que ver con esa idea de hacerle a los demás lo que uno no quiere que le hagan. De eso se trata esta intervención. Desde hace varios años, décadas, sostenemos nuestros derechos (digo nuestros porque es una causa nacional) sobre las Islas Malvinas, porque son nuestras, nuestro patrimonio, nuestra soberanía. Porque una potencia “colonial” tomó dichas islas por la fuerza y no quiere devolvernos lo que es legítimamente nuestro…
Por otro lado, está también la lucha de nuestros héroes que murieron en pos de devolverle a nuestra nación aquellas tierras que la patria y el pueblo argentino reclamaban. Todo un asunto. Ahora bien, analicemos tales pensamientos, sabemos que las islas son un territorio de ultramar bajo dominio británico desde que en 1833 la fragata inglesa de guerra Clio desalojó a los habitantes ¿argentinos? que vivían allí. Desde entonces comenzó un largo litigio entre ambos lados que hacia 1982 llevó a una guerra (que habría que estudiar respecto a sus causas verdaderas desde el lado argentino que los llevó a combatir por ellas, dado que no está claro que la primera intención fuera la toma de las islas) que terminó con la derrota militar de la dictadura argentina y la muerte de muchos jóvenes inocentes.
Los argumentos que esgrime la argentina para la devolución de aquellos territorios están relacionados con derechos geográficos (la famosa plataforma continental patagónica sumergida y que es continuada en las islas), derechos históricos en cuanto a que fueron vistas por primera vez por marinos españoles antes que ingleses, y los derechos jurídicos respecto a las bulas papales que entregaron a España esos territorios, además de la ocupación efectiva de las mismas.
Inglaterra desconoce tales derechos, las bulas Inter Caetera y el Tratado de Tordesillas nunca fueron aceptados por Inglaterra. Los británicos sostienen que ocuparon primero las islas, entre 1765-1774 Port Egmont (al norte de la isla Trinidad). También esgrimen que los derechos sobre esas tierras no habían sido reconocidos por otras naciones (ejemplo EEUU que había atacado con anterioridad a las islas), además que la población argentina no era indígena, y que la única población autóctona por haber nacido allí es la de origen inglés y que viven en las islas en la actualidad (reconoce el derecho de autodeterminación de aquellos).
Obviamente ante este desconocimiento de la soberanía nacional el estado argentino y su población discuten acaloradamente en defensa de su soberanía. ¿Cuál es la toma de posición de un argentino? obviamente a favor de los derechos de “nuestra” nación.
¿Y si yo les digo que la Argentina se ha quedado con extensos territorios, también por la fuerza en detrimento de otra “nación”? y ¿Qué no sólo nos quedamos con esos territorios sino que además ayudamos a exterminar a casi dos tercios de la población de ese país y que todavía hoy se encuentra en una situación delicada producto de aquella destrucción?
Así es camaradas, compañeros y correligionarios, buena parte de la actual provincia de Formosa le pertenecía al Paraguay, y también buena parte de Misiones. Las preguntas que se me vienen a la mente son, ¿si nosotros tenemos derecho a reclamar las Islas Malvinas? ¿El Paraguay no tiene derecho a reclamar esos territorios?
Por un lado ellos podrían esgrimir los mismos derechos históricos. Así como nosotros heredamos la soberanía de España sobre nuestros territorios, ellos también sobre los suyos, que se fundan en los mismos derechos geográficos y jurídicos. ¿Cuáles son entonces nuestros derechos sobre esos territorios? ¿Los de conquista? Inglaterra también los tiene. ¿El derecho de autodeterminación de los formoseños a ser argentinos? Nosotros les negamos ese derecho a los kelpers. El territorio es nuestro, los kelpers se pueden ir a Inglaterra y los formoseños que quisiesen ser argentinos se podrían ir a la Argentina.
Alguno me dirá que no es lo mismo… ¿Por qué? Porque es nuestro territorio… ¿A dónde termina el concepto de soberanía? Obviamente que Bolivia podría pedirle a su vez al Paraguay los territorios perdidos en la guerra del Chaco paraguayo y Perú junto con Bolivia los territorios perdidos en la Guerra del Pacífico con Chile y así sucesivamente.
Otro dirá que no es lo mismo porque en el caso Malvinas hay una potencia extra-continental como Gran Bretaña… es decir que EEUU puede colonizarnos tranquilamente porque es de nuestro continente… además no es lo mismo la guerra de Malvinas que la Guerra del Paraguay…
Y no, los muertos por millares, tanto militares como civiles en Paraguay fueron muchísimos más, ya que es considerada la mayor guerra en Sudamérica…
Como sea, la idea era reflexionar sobre el tema, no digo que el pedido sobre Malvinas sea equivocado, pero los argumentos dejan mucho que desear, sobre todo cuando se incluyen ideas bastante artificiales como la de la “nacionalidad”, la “patria” y otras que son bastante relativas y discutibles. Se sabe que las “naciones” son construcciones que se dieron en un proceso de formación específicamente en la segunda mitad del siglo XIX, es decir que antes era más seguro pensarnos en sudamericanos que en argentinos, chilenos, uruguayos y demás. Los estados construyeron ciudadanos “nacionalistas” obedientes y dispuestos a morir por su “tierra”, por su país, y así se mandaron a las trincheras a morir a millones de jóvenes en la Primera Guerra Mundial (de la cual se van a cumplir 100 años en muy poco tiempo). El concepto de frontera y otredad se ha esparcido como una idea imperante y la idea de que es “nuestro” el país también… Pero ¿Es nuestro? ¿Tenemos todos los derechos asegurados sobre él? ¿O le pertenece a alguien más? ¿A unos poquitos poderosos? ¿Acaso no alcanza con pagarles los impuestos, trabajar para ellos a bajos salarios? ¿Además debemos morir como aquellos jóvenes combatientes de Malvinas en pos de sus intereses?
Sé que suena feo, casi “vende patria”, pero la pregunta sería ¿Cómo puedo vender algo que en realidad no me pertenece?
 
 


miércoles, 19 de febrero de 2014

"Detrás de la Cordillera"
11



La toma marchaba bien. La organización de a poco se convertía en una máquina eficaz y podían plantearse nuevos objetivos, mucho más complejos. La primera semana, en lo político, transcurrió sin grandes novedades. La patronal no quería sentarse a la mesa de discusión, pero el gobierno había dado señales favorables para el proyecto de una rápida estatización. En la fábrica, el ánimo de los trabajadores era inmejorable. La medida de dividir a todos en parejas, para que pudieran estar con la familia, era un acierto y esto se podía palpar todos los días en la planta. Las relaciones entre los obreros en los primeros siete días eran muy buenas, solamente algunas discusiones menores que no habían empañado la convivencia general.
Cuando se cumplían diez días las cosas se empezaron a complicar…
Un grupo de guerrilleros argentinos después de fugarse de un penal donde estaban detenidos, secuestraron un avión, cruzaron la cordillera y le pidieron asilo al gobierno. Los grandes capitales locales e internacionales desataron una campaña presionando al gobierno popular para que cumpla los tratados de extradición y entregue a los guerrilleros a la dictadura Argentina.
Los gringos dueños de la empresa aprovecharon la situación para endurecer su posición, se negaban a abrir cualquier instancia de negociación si la fábrica permanecía tomada. Una mañana los paredones externos que daban a los fondos de la empresa aparecieron pintados: Fábrica tomada por guerrilleros: Yakarta esta cerca. A partir de ese momento la seguridad, no sólo fue adentro de la empresa, si no también en los alrededores. Para la tarea los trabajadores contaron con la ayuda de militantes de distintas organizaciones revolucionarias.
Los trabajadores, no se quedaron quietos y redoblaron los esfuerzos. Se trataba de no quedar aislados y mantener la iniciativa política. Con apenas cuatro días por delante se lanzaron a hacer un gran festival en la puerta principal de la fábrica. El trabajo a resolver era gigantesco, pero la participación de cada obrero era conmovedora. Miles de pares de brazos con un único objetivo, eran una fuerza imparable. Eran los mismos que unos meses antes, en los vestuarios, consumían pornografía, se jugaban a los naipes los salarios y hacían de cada cofre un pequeño mercado de baratijas. La lucha en conjunto les había hecho brotar lo mejor de cada uno.
 El gobierno popular, en esos días, había reafirmado su soberanía y su solidaridad al decretar que los compañeros argentinos no serian entregados a la dictadura. Todos los guerrilleros dejaron el suelo chileno en un vuelo directo a  La Habana.
El festival fue un gran éxito. Más de veinte mil personas rodearon el escenario montado en la puerta principal y llenaron las calles de solidaridad, 
En lo político se logro romper el cerco del aislamiento y con esa espectacular convocatoria acumular fuerza para próximas batallas. La iniciativa política estaba del lado de los trabajadores
Un broche de oro tuvo ese festival  inolvidable. Estaba bien entrada la noche, cuando las luces del escenario se apagaron y a oscuras se comenzaron a escuchar primeros acordes de Plegaria a un labrador. Al encender de nuevo las luces la figura inconfundible de Víctor Jara desde el medio del escenario los invitaba a cantar juntos.
Las manos de cada una se entrelazaron con las del otro, para no volver a soltarse hasta el final del festival.  Esa noche en las puertas de la fábrica la alegría fue solo del pueblo.
Patricio me contó que  nunca podrá olvidar la sensación que sintió al  ver desde arriba del escenario, el mar de banderas ondeantes, ni tampoco la euforia que embargaba a cada uno de sus compañeros. La alegría era una enfermedad contagiosa por ese entonces. No pudo dejar de emocionarse al recordar, a pesar que ya habían transcurrido muchos de estos hechos,  y, aún en ese momento, se le llenaban los ojos de lágrimas.








viernes, 14 de febrero de 2014

BARÓN DEL CONURBANO (Parte II)



Al señor le gusta que lo esperen.
En su cómoda oficina imagina la transpiración en
Las manos de quien viene a pedirle algo, a una
Reunión política o a agradecer un favor.

Disfruta especialmente en verano, cuando mira
Su enorme aire acondicionado e imagina los nervios
De quien lo espera del otro lado. Entonces le dice
A su joven y despampanante secretaria, rigurosamente
Reemplazada cada 6 meses, “hágalo pasar”.

Las reuniones que más aprecia son las que juega de local,
En su municipalidad fortalecida por su patota, los adulones
Que lo rodean y los escribas, seudo-intelectuales, que le
Preparan los discursos y soplan las respuestas.
(Si, esos que creen que sus libros cuentan mejor la historia que
Mis acciones).

Sus encuentros favoritos son con aquellos que ayer lo
Despreciaron, ningunearon o simplemente prestaron poca
Atención. Hoy, vuelven a “negociar” (chistosa forma de
Llamar a la subordinación en que los tengo bailando ahora).

No es tonto (no lo soy). Cuando vienen los jefes, viste al municipio
De fiesta, activa a sus mensajeros barriales y reparte, generoso,
Los víveres necesarios para que el aturdimiento disemine la
Celebración por los principales rincones de la ciudad, (aunque
Si debo elegir, con el centro me basta).

Entonces se saca fotos con el dueño del proyecto de país
Proyectado al corto plazo y saluda, desde lo alto, a sus masas
Fervientemente convocadas por la necesidad más paupérrima.

Siempre existe algún grupito, periodista o idealista (esos que si no
Compro, asusto o mato) que remueve el avispero un poco hasta que la
Noticia deja de ser novedad y la gente se fija en otra cosa.
Por eso gobierna (por eso gobierno).

Y será hasta la próxima campaña, cuando deba
Salir con mayor frecuencia de su fortaleza,
Que deberá cambiar a sus soldados, eliminar algunos
Oficiales y someter a sus generales al voto de confianza.
(Porque aprendí que todos los hombres son buenos,
Pero si se los vigila, son mejores)

Mientras tanto, a llenar cuentas (total, nadie se fija),
A comprar tierras (antes que no quede ninguna),
A vigilar testaferros (son tiempos duros para confiar)
Y a rezar: (solo de vez en cuando porque Dios está en otra y yo ya tengo jefe)
Que la desmemoria siga blanqueando las mentes de esta

Sociedad de giles que tan bien sé manejar.


Patricio López Camelo

miércoles, 12 de febrero de 2014

"Detrás de la Cordillera"
10


Patricio y los demás compañeros de la comisión se encontraron con un problema de difícil solución. Cómo cuidar los depósitos de herramientas y de piezas terminadas. Por el momento, se había resuelto cerrar con candados y dejar un compañero en la puerta, pero todos tenían en claro que de esa forma no se garantizaba, que al final de la toma, no se encontrarían con faltantes. Nadie quería pagar un costo semejante ante la patronal. Eran obreros no ladrones
La comisión buscó distintas variantes para afrontar el problema pero la solución no aparecía. El robo en la fábrica era moneda corriente y todos los trabajadores conocían a los integrantes de la pequeña red delictiva. A Patricio se le ocurrió una idea que al resto de los compañeros de seguridad, les pareció muy audaz, pero acordaron en llevarla a la práctica.
Los altavoces de la planta convocaron a cuatro compañeros, todos ellos estaban comprometidos en el robo de piezas. En breves minutos tres trabajadores se presentaron ante Patricio que los recibió en una oficina.
-¿Migueles no esta en la fábrica? Pregunto Patricio
-No, él es mi pareja y ahora esta con la familia. Se apuró a responder Ruiz.
-Podemos ir a buscarlo, si es necesario- Intervino el gallego Pérez, que mostraba  fingida cortesía.
No había duda, los tres trabajadores convocados se sentían temerosos ante el requerimiento. Ellos tenían en claro que la comisión interna conocía de sus actividades y que por esto eran despreciados. Ellos por su parte odiaban a los “monjes rojos”, nombre con el cual se conocía a los integrantes de la interna y por extensión, a  todos los activistas de la fábrica.
-No es necesario. Cuando vuelva, ustedes le comentan lo charlado. Cualquier duda que tenga Migueles, puede verme en cualquier momento. Yo no voy a salir de la fábrica mientras dure la toma. Habló Patricio marcando enfáticamente el último párrafo.
Los tres bajaron la cabeza. Patricio encendió un cigarrillo, deliberadamente hizo silencio y se quedó unos instantes jugando con los anillos de humo que iba formando. Se sabía mirado por tres pares de ojos, pero ninguno  se animó a decir palabra.
- En primer lugar, quiero agradecerles que estén aquí para colaborar... Abrió el diálogo Patricio en un tono que no tenía nada de parecido con el usado con anterioridad y  con el mismo continuó:
-No quiero extenderme en los motivos de la toma, que ustedes conocen en profundidad por haber participado en la asamblea.  Los tres asintieron con la cabeza.
-Pero para llevarla de forma exitosa es necesaria la participación de todos y por eso la comisión de seguridad a pensado en ustedes para que colaboren y se hagan cargo de un sector de la fábrica.
Ruiz antes de hablar miró a sus compañeros, que denotaban asombro en la mirada.
-Mirá Quesada, esto nos toma de sorpresa, no lo tomes como que uno le saca el culo a la jeringa, pero estar en la comisión de seguridad, es mucha responsabilidad.
-Sí, es cierto. Uno no tiene experiencia y es una tarea difícil, donde no se puede improvisar. Acotó Pérez
Patricio asentía con la cabeza y mostraba sumo interés en las opiniones. Esto animaba a sus interlocutores que continuaban dando excusas.  En un momento  Patricio corto en seco la charla y dijo.
- La comisión ha evaluado después de una larga discusión, que ustedes son los compañeros indicados para cuidar los depósitos A y B. En ese momento ingresó a la oficina el pollo Requena, que también era miembro de la comisión de seguridad.
-¿Alguna pregunta? Ninguno dijo nada. Estaban enmudecidos. Patricio continuó:
-Como pueden darse cuenta, no es una tarea complicada. Conocer a fondo las piezas y el movimiento del almacén es primordial y ustedes cuatros tienen sobrada experiencia en eso. Además cuentan con todo el aval de la comisión. Comienzan ahora.
Ruiz estaba pálido, Pérez sonreía nerviosamente. Pelliza que hasta ese momento había permanecido callado, estaba rojo de furia, no se aguantó más y gritó.
-¿Qué carajo te crees que sos?,venís a mandar? Para el depósito no cuenten conmigo, ahora mismo me mando a mudar  y se van todos a la puta madre que los parió.
Requena se le fue encima y Pelliza le tiro una trompada, Ruiz y Pérez se interpusieron y los separaron. Patricio ni se levantó  de la silla y tranquilamente continuó hablando:
-Las puertas de esta fábrica están abiertas para los desertores, no retenemos a nadie contra su voluntad ¿entendiste Pelliza?
Pelliza se había sentado, el sudor le corría por la frente. Pérez hablo queriendo conciliar:
-Es una mierda que lleguemos a esto, de pelearnos entre compañeros. Vos gordo -por Pelliza- no podes putear a todos y amenazar con irte. Pero yo comparto con vos lo que dijiste. Ustedes  no pueden obligarnos a hacer la vigilancia del depósito. Uno quiere colaborar, pero esto es un abuso.
-A ver si nos entendemos de una buena vez, Aclaró Patricio - A ustedes los tenemos totalmente identificados, son los responsables de la mayoría de los robos de piezas de esta fábrica, en complicidad, claro, con el personal jerárquico. Creo que no es necesario que les diga donde se venden las piezas robadas, ni tampoco el estándar de vida alcanzado por casi todos ustedes: autos, amantes y hasta alguna pequeña casa de fin de semana.
-No es verdad, son todas mentiras- Alcanzó a decir Ruiz casi con hilo de voz. Patricio siguió como si nada hubiera escuchado:
-A pesar de conocer todo esto, el comité de la fábrica ha decidido darles a ustedes una oportunidad. Confiamos en que sabrán estar a las alturas de las circunstancias y al final de la toma no habrá ni una sola arandela faltante.
-¿Entonces podemos negarnos a hacer la tarea?- Preguntó Pérez
-Sí, pueden negarse. Acá no se obliga a nadie. Respondió Patricio. Los tres suspiraron con alivio. Requena en cambio miró desconcertado a Patricio, que después de una pausa agregó:
-Es cierto pueden negarse, pero yo los llamaría a la reflexión, porque si ustedes se niegan a cuidar los depósitos, otros compañeros desarrollarán la tarea, pero en el caso en que haya faltantes, los responsables serán ustedes. Por más que demuestren haber estado a kilómetros de la empresa, ¿queda claro? De ustedes es la decisión.
-Son unos hijos de puta, pero nos tienen agarrados de los huevos- Vociferó Pelliza, que era un corrupto pero no un tonto, y había visto desde el principio lo maquiavélico del plan. A su lado Ruiz estaba desolado, Pérez en cambio seguía tratando de conciliar.
-Yo no tengo problemas, quiero colaborar con la toma, pero no me puedo hacer responsable por todos. Te puedo jurar por mis hijos que no me pienso llevar ni un tornillo, ¿pero que pasaría si llega a haber algún faltante, quién será el responsable?. Patricio lo miró fijamente a los ojos, buscó en uno de los bolsillos de su mameluco y puso arriba de la mesa una bala calibre treinta y dos.
-A partir de este momento son responsables de los depósitos. El compañero Requena es el enlace entre ustedes y la comisión encargada de la seguridad. Y sin agregar otras palabras Patricio se retiró de la oficina.

sábado, 8 de febrero de 2014

BARÓN DEL CONURBANO (Parte I)




Jefe total del municipio local,
Nadie ordena más que vos,
Y Los transas, ayer victimas,
Hoy trabajan a tu favor.

Te recibe en su majestuosa oficina,
Puro confort pagado con terror,
Y la obediencia es la escalera para
Ascender hacia un sillón mejor.

Los pibes en los barrios solo al
Puntero ven, excepto cada 4 años
Cuando baja “Él”.

Y los abraza y sonríe y la mejor
Foto, aquella en que parece un líder
Ancestral, irá en la campaña
Presidencial.

Los planes y bolsones acaban con
El hambre, jura, y a quienes los
Reparten podes verlos en las gradas,
Cada acto oficial.

En el centro municipal almuerza la patota,
Esa turbia custodia y su prontuario voraz
Con la que en 4x4 cruzas “Tu” ciudad.

Por las noches en la estación, niñas
Vestidas de mujeres velan la seguridad
Del oficio más viejo del mundo con el
Cual lucras.

La bonaerense te responde y sus balas
Les da a esos mismos pibes de tu foto
Presidencial. Y ahora, cada 24/3 te encolumnas
Tras la bandera de los derechos que a muchos quitas.

Y si en la calle nos quejamos por la zona
Liberada, las escuelas despedazadas, la falopa
En las esquinas y la muerte policial, “cordialmente”
 Nos invitan tus muchachos a borrarnos del lugar.

Pero no es el único responsable.
Solo pequeña parte de un monstruoso engranaje
De una maquinaria nacional y global,
Asentada en la lógica del gran capital.


Patricio López Camelo





miércoles, 5 de febrero de 2014

"Detrás de la Cordillera"
9



La asamblea  rechazó en forma unánime la suspensión de actividades indicada por la patronal. Luego continuo en un clima, menos emotivo y más pensante, donde se fueron sucediendo los oradores. Al cabo de tres horas había dos posiciones principales: toma de la empresa con la inmediata estatización, y una segunda, toma de la fábrica con control obrero e iniciar las conversaciones con el gobierno para cuando este lo crea conveniente estatizar. La discusión era ardua y agotadora. Los dirigentes de los distintos sectores usaban todo el poder de persuasión para  lograr que su  moción fuera la elegida, las opiniones estaban por demás reñidas. Cuando ya se habían cumplido las cuatro horas del debate se pasó a votar. Por el canto de una uña, ganó la posición encabezaba  Mena, toma con control obrero y la apertura de las negociaciones con el gobierno para una futura estatización. Patricio votó por la posición perdedora que defendió laboriosamente y con pasión junto a Larraín.. Al final todos juntos cantaron el himno nacional.
La comisión interna en pleno, se puso a la cabeza de la organización de la toma. Todos trabajaban codo con codo, ya no importaba por que posición había votado cada uno. El choclo Mena y José Larraín, eran un ejemplo, momentos antes habían confrontado en la asamblea de forma muy dura y ahora intercambiaban opiniones sobre cómo abordar la tarea. Había una premisa que se respetaba a muerte: lo votado en asamblea es ley para todos.
Se eligieron distintas comisiones con muchos integrantes, todas ellas encabezadas por los miembros de la interna. Política, Organización, Logística, Seguridad, Relaciones Sindicales, Prensa y Familiares. La idea era armar grupos dinámicos, operativos, pero a la vez que pudieran participar la mayor cantidad de trabajadores y con plena democracia obrera.
Patricio se incorporó a una de las comisiones  más importantes. Se hizo cargo de la seguridad de toda la planta, lo que también implicaba cuidar  de la vida de sus compañeros.
Lo primero que hicieron fue reunirse para evaluar las distintas hipótesis del conflicto. Del análisis se desprendía que había que prepararse para permanecer por bastante tiempo en la fábrica, por lo tanto habría  que trabajar en la moral de los compañeros. Si bien este problema no era asunto propio de la seguridad, les parecía un tema de suma importancia y lo iban a tratar en la reunión general. Sin embargo, tomaron medidas, para que desde un primer momento, mantener la moral en alto. La experiencia les indicaba que en los primeros días estarían desbordados de entusiasmo, pero con el correr de los días este iría decayendo. Uno de los factores negativos era que los trabajadores, con el transcurso del tiempo, comenzaban a extrañar a su familia. Por lo tanto se trató de evitar este trastorno y hacer que todos los trabajadores pudieran estar con la familia. La primera medida fue dividir a todos en parejas, que cumplían turnos de doce horas, cuando uno de los integrantes estaba con su familia, el otro debía permanecer en la planta, y no se podía retirar hasta que su compañero regresara. De esta forma se buscaba romper el aislamiento de cada  trabajador con su familia y además se pasaba de un compromiso general a uno personal. Si alguien desertaba de la toma, no sólo traicionaba a todos, si no traicionaba a un amigo.
      Una parte de la comisión trabajaba en el armado y control de las parejas, otro grupo se dedicaba a sellar las puertas de ingreso y egreso de la planta. Sólo la entrada principal quedo habilitada, las demás fueron clausuradas. Los portones fueron bloqueados con maquinarias de rezago. Cinco trabajadores cumplían turnos de cuatro horas, rotaban  de forma permanente en el cuidado de las puertas, todos al mando de un único jefe. En la puerta número uno, todo el dispositivo de seguridad era mucho más complejo. No se había bloqueado con barricadas el portón principal, esta era una decisión política ya que no se quería dar una imagen de caos y violencia. Desde afuera, la planta estaba en una situación de total normalidad, de no ser por una bandera enorme desplegada en el frente  que decía: Contra el golpismo de los patrones, fábrica de los trabajadores. La seguridad en la puerta uno no era evidente, pero no por eso no existía, al contrario, era la parte más cuidada de la empresa.
      Una vez resuelto el tema de las parejas, un primer grupo de trabajadores pudo retirarse para sus casas y el resto se fue incorporando a las distintas tareas requeridas en el marco de la toma.