Detrás de la Cordillera
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Esa noche Patricio no pudo conciliar el sueño. Ya de
madrugada tomó una decisión. Por la mañana rompería el cerco militar, haría
contacto con la resistencia y repartiría el armamento.
En el desayuno
Patricio convenció a Elena para que vaya a visitar a su madre.
Necesitaba estar solo para poder desarrollar su plan. Ella le cambió los
pañales a Lautaro, juntó algunas cosas en un bolso y se despidió prometiendo
que antes del toque de queda estaría de vuelta.
-¿Por qué no te quedás esta noche
en lo de tu mamá? Va a ser lo mejor,
ella se va tranquilizar de tenerte en su casa
- Mirá
Patricio, no empecemos. Vos sos mi compañero y este mi lugar. Si algo nos va a
pasar, que nos pase juntos. Elena respondió con firmeza. Patricio comprendió
que era inútil insistir y la acompañó hasta la calle.
Unos minutos después un llamado en la puerta de
entrada sobresalto a Patricio. Nervioso observó por la mirilla y preguntó:
-¿Quién es?- En su mano derecha tenía una pistola
automática lista para usar. La persona del otro lado de la puerta le era
totalmente desconocida.
-La noche es cerrada, pero pronto
llegará el amanecer – Respondieron del otro lado de la puerta.
Patricio titubeó, era la contraseña de su célula para
casos de emergencia, pero no podía reconocer a quien hablaba. Dudaba, podía ser
una trampa. Luego de unos instantes, muy despacio, fue descorriendo el
pasador y con la punta del pie abrió la
puerta
-Pase. Ordenó secamente
-Tranquilo compadre, que los
resortes de esas pistolas están limados y son más celosas que novias primerizas
Dijo el desconocido al entrar, tratando de crear confianza, pero manteniendo
las manos alejadas de su cuerpo.
Patricio inmediatamente bajó el arma, había reconocido
la voz: era el cubano. El disfraz era soberbio, no quedaban ni rastros de su
fisonomía anterior.
Pasaron hacía la cocina y mientras Patricio preparaba
un café, el cubano relató sintéticamente los últimos sucesos de la situación
política.
-Esa es la vaina compadre, el golpe
pasa, no se a podido parar, los generales leales están detenidos o ya no tienen
mando de tropa. En muy pocos lugares se sigue resistiendo y no creo que por
mucho más tiempo. Las cárceles están a reventar y en cada unidad militar se
tortura y se fusila.- Hizo una pausa tomó un sorbo de café y continuó:
-Todo se fue
al carajo. El socialismo a la chilena es pura mierda. Usted no se ofenda
compadre, pero revolución sin ejército revolucionario dura lo que un pedo en un
canasto
-Nunca dudé de
eso y esa era nuestra principal crítica al gobierno popular Intervino Patricio
-Caro es el
preció que pagará el pueblo por este error, la derecha va a tomar revancha.
Tiempos difíciles nos esperan - Habló el
cubano como escupiendo las palabras
-¿Y por dónde se sigue la cosa
compañero? Muy serio pregunto Patricio
-Las directivas del momento son
claras, replegarse con las masas, tratar de que pase el grueso del temporal y
tratar de tener las menos bajas posibles. En tu caso, es volver a la fábrica,
el enemigo no te tiene identificado como parte del aparato militar. Es posible que seas despedido y si esto fuera
así tendrás que trabajar en la comisión de cesantes - El cubano acabó con lo
último que quedaba en su taza y siguió
con las extensas directivas:
-Es una etapa defensiva donde a
todas las actividades hay que darle la mayor pluralidad posible, ampliar por
todos los medios nuestra base de alianzas, trabajar con la iglesia, con los
sectores medios, Si lo logramos,
podremos superar el cerco represivo que tenderá
la derecha para exterminarnos
-Perdón compañero, pero los
sectores medios están apoyando descaradamente al fascismo, no los veo como
futuros aliados Objeto Patricio
-Mira compañero, tienes que
analizarlo desde la dialéctica. La dictadura representa lo más concentrado del
capital financiero internacional y su política no sólo va a perjudicar al
pueblo, sino también a sectores de la burguesía no comprometida con los gringos
- Con voz pausada y tratando de convencerlo monologaba el cubano.
-La dictadura no podrá
estabilizarse en el tiempo. Si nosotros nos replegamos en la masa de forma
ordenada, en poco tiempo volveremos a la ofensiva. Debemos cambiar el fusil por
la molotov, pero los fierros no los regalamos, tienen que estar en función de
la futura ofensiva. Miró el reloj y se
puso de pie, para dar las últimas directivas
– Mañana a primera hora dos compañeros vendrán
por el cajón. Ahora tengo que marcharme. A partir de este momento, eres un
cuadro autónomo, cuando la organización pueda te contactará, la línea a aplicar
es lo que conversamos
-¿Vuelves a tu patria? -
Tímidamente preguntó Patricio
-Así es, tenemos todos los perros
encima. Si nos echan el guante tendríamos un serio problema, pero no te
preocupes nunca nos agarraran… vivos
-Ha sido un gusto poder trabajar
contigo, suerte camarada
-Una última
cosa, si la operación de mañana llegara a fallar por algún motivo, tu sabrás
como ubicar el paquete sin que caiga en manos del enemigo ¡¡¡ Patria o muerte
compañero!!!.
- ¡¡¡Venceremos!!! – Respondió
Patricio emocionado.
Los muebles de la pequeña cocina quedaron como únicos
testigos, cuando los dos militantes se fundieron en un abrazo de despedida.
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