miércoles, 19 de noviembre de 2014

Detrás de la Cordillera
49

Un atardecer lluvioso y frío, Patricio se encontraba conversando con otros detenidos al pie de la cama, cuando se acercó Ignacio Toro acompañado de otro detenido. Patricio desconocía al acompañante que era un hombre canoso,  de gruesos lentes y de alrededor de cincuenta años. Toro lo presentó como el compañero Octavio.
Los recién llegados se integraron a la conversación, hasta que en un momento Toro, con un pequeño gesto les indicó a los otros que se retiraran. Patricio, Toro y Octavio se acomodaron sentándose al borde de la cama.
Sin preámbulos Ignacio Toro comenzó a hablar
-Mire compañero Patricio, nosotros pertenecemos a la comisión de recibimiento, nuestra tarea es ayudar a los compañeros recién llegados. En cada pabellón existe una comisión integrada por tres compañeros y un responsable. A su vez el responsable participa en reuniones de todos los pabellones donde se discuten las tareas comunes a cada sector. Ahí tenemos un responsable político, que es el compañero Octavio, que  participa en la comisión política que nos agrupa a todos nosotros...
 Patricio escuchaba atentamente, se hizo la idea de que por la formalidad de los compañeros debían ser del partido comunista o socialista, minutos después se llevaría una sorpresa.
-…Cada comisión está representada por compañeros de los distintos partidos y de sectores independientes. Tratamos por todos los medios de que exista pluralidad ideológica y democracia interna, en la medida de nuestras posibilidades. Se puede imaginar compañero, que este no es precisamente el mejor lugar pero se hace lo mejor que se puede. No sé, compañero Octavio, si quiere agregar algo - Cerró Toro cediendo la palabra
-Gracias compañero,  Agradeció Octavio al tiempo que se acomodaba los anteojos y se alisaba el pelo con las manos.  –Quiero, en todo caso, hacer algunas precisiones políticas del contexto  actual. El golpe fascista demuestra la debilidad de la clase dominante. Desde hace mucho tiempo había dejado de ser hegemónica y por lo tanto jugó su última carta, la fuerza de su aparato represivo. No voy a detenerme en analizar si faltó decisión para descabezar el ejército y suplantarlo por otro popular. Esto me parece que es prematuro por el momento y además es tarea de cada organización. Por eso voy  a referirme a las tareas que tenemos por delante. En primer lugar, cabe señalar que esta es una trinchera más de la liberación de nuestro pueblo, por lo tanto es un deber, como revolucionarios que somos, organizarnos…
Patricio aceptó un cigarrillo que le ofreció Toro, mientras prestaba oreja pero, a decir verdad, no escuchaba. Lo que decía Octavio le parecía retórica, él siempre había sido un hombre de acción y le molestaban los discursos. Más aún cuando éstos estaban dichos con voz monocorde y en tono un tanto académico como en este caso.
Al término de la larga intervención de Octavio, Toro, que se había dado cuenta que a Patricio le molesto la charla, retomó la palabra
-Compañero Patricio, así están planteadas las cosas y sería importante para todos nosotros conocer un poco de tu vida. Esto siempre y cuando vos estés de acuerdo, es más, si tuviste militancia en alguna organización política puedes decirlo con confianza. En el penal está representada toda la izquierda y hasta tenemos de la demócratas cristianos, eso sí, son unos pocos. Los tres hombres sonrieron ante el chiste de Toro. Patricio no dudó un instante y dijo a boca de jarro
-Soy integrante del MIR
  -Entonces, siendo así, te dejo en buenas manos. El compañero Octavio es Aravena Navarro, doy por seguro que conoces sus mentas. Sonriente habló Toro, poniéndose de pie para retirarse.
Paralizado y sin poder articular palabra Patricio permaneció sentado en el borde del colchón. No podía creer a quien tenia enfrente. El mítico profesor de la universidad de Valparaíso, de donde habían salido casi todos los fundadores del MIR, el padre intelectual de la organización, como se decía  muchas veces. Recordó  que el primer material que leyó del MIR, fue un articulo del profesor sobres las vías de la revolución, donde polemizaba con las tesis del socialismo a la chilena  y su camino democrático. El artículo lo había impactado, durante meses los papeles escritos en mimeógrafo se ajaron en sus manos de tanto leerlos. Fue su principal y decisiva lectura para su incorporación en las filas del MIR.
Un poco sonrojado, y con un grado de culpa por no haber prestado atención  suficiente, Patricio no sabía que decir. De a poco se fue serenando y entablaron una larga conversación, hasta que un silbato les indicó que debían salir al patio para ir a cenar.



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