viernes, 4 de abril de 2014

INTERNET Y EL DOBLE FILO: Hacia el control total de la información


La noticia fue una de tantas que circulan por internet, particularmente en las redes sociales y no en los grandes diarios (ni en sus versiones digitales).
A fines de este año la NASA le permitirá a la ONG (¿es en verdad una ONG?) Media Development Investment Fund (MDIF) comenzar su proyecto denominado “Outernet”. Dicho proyecto consiste en la instalación de múltiples nanosatélites a baja altitud (denominados Cube Sats) para irradiar con WI-FI zonas determinadas de la tierra con el objetivo de facilitar el acceso a internet y, principalmente, ofrecerlo de manera gratuita. La fase de prueba será iniciada en junio de 2015. Lo único sin aclarar es la parte en la cual se anuncia que las noticias estarán “filtradas” y proveídas por un único servidor, lo cual limitaría y concentraría las fuentes de información.
En dichos de sus propios ideólogos, no se ofrecerían todos los contenidos, los cuales…”pasarían por una selección de noticias y contenidos de alta calidad”. Además el plan no contempla los reiterados informes de científicos independientes (no subvencionados por las empresas de comunicaciones) que califican la radiación electromagnética de WIFI como sumamente peligrosa para la salud humana.
El proyecto se anuncia oficialmente con la finalidad de acercar internet tanto a zonas del mundo donde la censura por parte de los gobiernos es una política común como a aquellas en las cuales la conexión es demasiado costosa. Ya cuenta con el respaldo de entidades como Ubuntu, Wikipedia, Coursera, Bitcoin y varios más.
Se sabe que internet es un arma de doble filo: por un lado permite la conexión entre personas de cualquier parte del mundo, la socialización del conocimiento de manera muchas veces gratuita, el acceso a noticias y datos inmediatos y abundantes y, como los hechos lo han demostrado, la facilidad para la organización de rebeliones contra causas calificadas popularmente como injustas.
Por otro lado, facilita las acciones de espionaje y control de los gobiernos sobre sus poblaciones para prevenir o desarmar esas mismas potenciales rebeliones.  
En relación a esto, durante el año 2013 el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein, creador del concepto del capitalismo instalado como un sistema-mundo (rechazando la existencia de un “tercer mundo” y afirmando la existencia de un solo mundo conectado por una compleja red de relaciones de intercambio económico), postula que a su entender este sistema lleva 40 años en una crisis estructural en la cual permanecerá otros 20 a 40 años hasta ser reemplazado por otro tipo de organización sistémica.
Esta crisis se manifiesta en diversas y muy fuertes fluctuaciones en el mercado, la estabilidad en las fronteras, las alianzas geopolíticas, el empleo, las deudas, etc. A esto se suma la incertidumbre general como característica principal en el corto plazo, lo cual agrava la situación.
En el mediano plazo (5 a 10 años) se espera que los estados tiendan a ajustar aún más sus economías mediante el recorte de gastos públicos y la reducción en la generación de empleos.
Llegados a este punto de crisis estructural, el autor sostiene que el sistema tiende a bifurcarse, lo cual implica la aparición de 2 salidas posibles en las cuales puede derivar.
Por un lado, Wallerstein explica que quienes más poder económico, político y social poseen encontraran inviable mantener su posición dentro de los marcos del capitalismo actual (con el mercado cumpliendo una función central), y buscaran llevar adelante un sistema basado en la utilización de la fuerza bruta (estados policiales, violencia represiva masiva) y engaño (control de la información) para contener las reacciones ante una mayor concentración del capital que derivará en una mayor existencia de desigualdades socioeconómicas. Para el autor, este nuevo sistema debe garantizar la existencia de 3 elementos clave para su éxito: jerarquía, explotación y polarización.
La otra salida la representa la creación, por parte de las fuerzas populares mayoritarias en el mundo, de un nuevo sistema histórico aún desconocido, basado posiblemente en una mayor democracia e igualdad.

Desde esta perspectiva, el proyecto de los grupos de poder más concentrados del planeta de ofrecer esta internet “democrática” y gratuita, puede interpretarse como un primer paso hacia el intento de crear un límite en el acceso a la información (lo cual implica una clara posición de control y privilegio por parte de quien maneje la herramienta abastecedora) como punto indispensable para eliminar el “doble filo” que posee internet, con una finalidad ya mencionada anteriormente: concentrar en menos manos las riquezas mundiales y evitar las rebeliones que pueden producirse como reacción a esto.  

Patricio López Camelo

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