miércoles, 1 de enero de 2014

"Detrás de la Cordillera"
4



La comisión interna convoco a una asamblea general para tratar, un reglamento interno sobre conducta y moral obrera revolucionaria. La idea era declarar la guerra total a vicios como el ausentismo, el robo de material fabril, el alcoholismo, el juego por dinero y otras formas menores de corrupción. El debate fue amplio y profundo, con posiciones encontradas, como debe ser en la democracia obrera.
-Reglamento de moral obrera…  un hermoso nombre
 Comenzó diciendo el delegado de la sección matricería  a quien todos le llamaban cariñosamente “el choclo”.
-Moral obrera ¿dónde buscarla? ¿cómo conseguirla? ¿antes o después de la revolución?, Muchos interrogantes y pocas respuestas… Mi punto de vista es que los compañeros que presentaron ésta moción, pecan de voluntarismo y de vanguardismo ¡¡¡ El ausentismo y las llegadas tardes son formas larvadas de resistencia de compañeros a quienes su estado de conciencia de clase no les alcanza para organizarse de forma superior. El mentado reglamento nos alejara de estos sectores, que a pesar de sus limitaciones ideológicas siguen siendo nuestros compañeros.  Es nuestra obligación estar cerca de ellos para discutir y convencer, ‘nunca para imponer! ¡Jamás la vanguardia se debe desprender de la masa que dice representar!  Cuando esto sucede se convierte en una patrulla ciega… y sabemos bien lo que pasa cuando esto se produce.  Divisionismo es igual a derrota. Un aplauso cerró la intervención del “Choclo” Mena.
La asamblea levantaba temperatura. Los oradores, todos ellos respetuosos del tiempo acordado para su intervención, marcaban con énfasis sus posturas. El resto de los trabajadores escuchaban con atento silencio y cada tanto un aplauso, notaba la identificación de un sector con lo expresado. Todo hacía parecer que la posición crítica al reglamento de Mena, sería al fin la más apoyada, pero antes de ir a la votación hizo uso de la palabra el compañero José  Larraín, de la sección mantenimiento.
-Compañeros,  todos los presentes hemos oído al menos alguna vez hablar del hombre nuevo, que encarnara como nadie el Comandante Guevara. Cerrados aplausos de todos, luego continuó
  -El hombre nuevo no es una creación literal, ni tampoco un nuevo semidiós de una sociedad atea e igualitaria. Es una construcción, imperfecta y por lo tanto humana, basada en los valores de la solidaridad y del altruismo.  Poner todo en función del bien común, esa es la consigna. No hay que confundirse compañeros. ¡El hombre nuevo se comienza a construir aquí y ahora!... Siempre debemos dar lo mejor de nosotros, cada día doblar el esfuerzo,  sumando a los rezagados, pero esto no se logrará esto si justificamos las dificultades de los compañeros. Debemos decir claramente que el alcohol, el juego, el ausentismo, son los vicios con que la clase dominante se vale para socavar la integridad moral de los trabajadores. Nosotros no crucificaremos a ningún compañero, pero seremos implacables para desterrar los hábitos de la burguesía de nuestra fábrica!!! …Nosotros debemos ser parte de ese hombre nuevo que en cientos de lugares del mundo se está construyendo!!!. Aplausos y ovación  
Después de las palabras de Larraín, se pasó a votar. El reglamento fue aprobado por mayoría y también se eligió una comisión para controlar las nuevas normas. Cuando nombraron a Patricio Quesada como uno de los integrantes, todos los compañeros del sector soldaduras  se apresuraron a saludarlo. Patricio agradeció emocionado.
La primera medida de la flamante comisión, fue una reunión donde se discutió cómo abordar los problemas. Se dispuso una división en grupos y cada uno de estos se hizo cargo de un turno. Patricio, y otros cuatro compañeros controlarían el turno noche.  Ese mismo día comenzaron la tarea.
A los trabajadores con problemas de alcoholismo, se los trató de forma individual. Se conversó con ellos para que concurrieran a grupos de autoayuda y en algunos casos también se charló con la familia. Con los que faltaban y llegaban tarde, se realizó una reunión sobre la importancia de la disciplina. La discusión fue muy rica y hubo  compañeros que se ofrecieron como voluntarios para ir a buscar por sus casas, a los que se ausentaban, como una forma de ayuda concreta.
 Los sectores más difíciles de abordar eran los relacionados con el juego y los robos. Se realizaron charlas, sin ningún resultado positivo.  El tema del juego dado su masividad era el más preocupante. Era común ver en el vestuario, como trabajadores se jugaban a los naipes salarios enteros. En ocasiones se hacían colectas, para algunos de ellos que había perdido todos sus jornales en una mesa de barajas y no tenía dinero para poder mantener a su familia.
El otro sector, éste si minoritario, era el de los obreros que robaban piezas y herramientas. Estaban totalmente identificados y conformaban una pequeña elite organizada para el robo. Aún así se conversó con ellos de forma individual. Todos negaron las acusaciones. Esto no le importó demasiado a la comisión, lo que se buscaba era aislarlos y que les quedara claro que estaban siendo vigilados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario