martes, 7 de enero de 2014







LAS REJAS MUERTAS (llegó el verano)

Revive el portal de la casa a medida que
Baja el calor de la tarde. Se liberan las sillas
De la prisión de las rejas que combaten
Ficticiamente la inseguridad y se adentran
En el territorio desconocido de las veredas.

Llega el momento al caer un poco el sol
de salir y dedicarse a la contemplación
Del fin del día, de las bicis y las bellas jóvenes.

Se vacían las atestadas y asfixiantes casas de
Sus habitantes. Los rumores de lo hecho por
El vecino de la esquina anoche supera
La oferta de la televisión de los famosos.

El reloj de la rutina anual muere de abandono.
Los pies descalzos se reencuentran con su esencia
Y el costo de vida se abarata para los pobres,
Magro consuelo-consuelo en fin.

Aquella promesa de vacaciones en el mar
Comienza a tornarse inviable.
El amor perdido para siempre en julio se
Asoma tras nuevo rostro en enero.

Los bondis se liberan, los micros se atestan
Y muchos trenes se marchan a sus talleres.
La ciudad huele un poco a aire
Y el fuego de la siesta eterna invita al sueño.

Las noches parecen menos solas y casi podemos
Sentir por un momento, en esos atardeceres gloriosos,
Que el futuro llegará y lo hará cargado de mieles,
Promesas y sonrisas.

La fiesta de abrir las casas se extiende a la madrugada,
Entre bailes y besos que le arrebatan un guiño al
Destino escrito y digitado desde las sombras
Por quienes no dudan en amargarlo.

Cuando el naciente sol se asome a incendiarlo todo Nuevamente, será el momento de retirarse a descansar hasta la próxima tarde, cuando recobremos esa esperanza que un día el otoño nos arrebatará.



Patricio López Camelo

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